Nuestro Asunto Pendiente – El Asunto Pendiente De Vicent 1

Hace dos años un joven misterioso llegó a una localidad poco habitada, ningún habitante lo conocía, ¿que asunto lo llevaría ese lugar? Lucía un tez clara y la inquietud de un inspector buscando atrapar a un delincuente.

Un joven quien llegó tras un viaje de doce horas buscaba un lugar dónde descansar un rato. Se trataba de Vicent, quién estaba muy bien vestido: con traje y sombrero negro. No conocía el lugar, tampoco conocía a nadie que viviese en ese lugar, así que se hospedó en el único hotel que había. Era un pequeño hotel con modestas habitaciones, pero con un bar usualmente concurrido por los habitantes del lugar.

Dio un vistazo al cielo, el cual se encontraba despejado; empezó el día revisando el mapa que traía consigo, no tardó en memorizar el camino que debía tomar, aunque el mapa no era actual al caminar descubrió que casi nada era diferente; supuso que no tendría problemas en llegar.

Tras unos minutos de caminata encontró lo que buscaba: la casa de los Montaña blanca. Era era una gran casa blanca, de grandes ventanales pero cubriéndose con cortinas que no dejaban ver el interior. La atmósfera estaba silenciosa desde el exterior, lo que preocupó a Vicent, quien comenzaba a preguntarse si acaso había llegado tarde. Llamó a la puerta, nadie respondió; intentó abrir la puerta y esta fácilmente se abrió, al cruzar la entrada se dio cuenta de que su presentimiento no se había equivocado: había llegado tarde. No encontró a nadie con vida lo único que vio a su alrededor eran cuerpos que sucumbieron ante una fuerza superior y un charco de sangre fresca. Se trataba de los residentes de esa gran casa, de quienes había oído cómo eran y a los cuales jamás conocería. Contemplaba sus cuerpos deformados en la sala principal, tratando de adivinar lo que debía hacer.

Llamó el nombre de Agust una y otra vez, pero nadie respondió. Recorrió la casa abriendo puertas y cajones; lanzó gasolina alrededor de los cuerpos y del lugar y cuando estuvo a punto de encender un cerillo vio un rostro empalidecido en la entrada de la puerta. Se trataba de una niña de cabellos y ojos negros, pero que estaba paralizada, Vicent se acercó  hasta la entrada y murmuró: lo siento, esto es algo horrible; quieres por favor borrarlo de tu mente? 

La pequeña fue llevada de la mano hacia afuera de la casa, donde fue obligada a esperar, Vicent regresó a terminar lo que había comenzado; las pequeñas llamas pronto crecieron y comenzaron a devorar todo lo que había a si alrededor. Vicente salió y encontró a la misma niña, quien ahora comenzaba a llorar; se acercó hacia ella y le preguntó si conocía a las personas que vivían en esa casa. Ella respondió con una voz entrecortada; era su familia. Vicent quedó sorprendido, por unos instantes guardó silencio y luego lo rompió, para decir: ¿quieres venir conmigo?

Pero la pequeña no hizo más que llorar, pronto llegarían personas al lugar y Vicent se vio obligado a llevarla hacia otro lugar apartado, caminó llevándola hacia lo que parecía una casa vecina, pero no demoró en darse cuenta que se trataba de una capilla. Así que se dirigió a la niña para decir: si no quieres venir conmigo, entonces quédate en este lugar hasta que oigas  las sirenas de la policía, entonces puedes decirle que esa es casa. ¿comprendes? La pequeña asintió con la cabeza y luego preguntó ¿mis papás? Vicent quiso hacerla entrar en razón pero no tenía tiempo, si quería alcanzar al culpable debía irse pronto; así que se sacó su abrigo y lo colocó envolviendo a la pequeña, luego dijo: no había nada que pudieras hacer por ellos, sólo espera a la policía ellos te ayudarán a encontrar un nuevo hogar. La vio ingresar al recinto, se dio la vuelta.

Vicent caminó buscando un automóvil, quien lo lleve al hotel, luego de llegar al mismo, partió al único lugar dónde podría estar su padre. Una y otra vez se decía a sí mismo que debía detenerlo o esto ocurriría una y otra vez.

 

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