Verdades Amargas De La Sociedad Limeña

«El pueblo peruano se caracteriza por su debilidad institucional, desinterés en la suerte que corren sus miembros y creciente enajenación respecto de los demás» (Wilfredo Pérez, especialista en Ciencias Políticas, http://wperezruiz.blogspot.pe).

Es cierto, lamentablemente como reza el poema «Verdades amargas»:
– La estupidez, el vicio y hasta el crimen
pueden tener su puesto señalado,
las llagas del defecto no se miran
si las cubre un diamante bien tallado -.

Es verdad, ya que vivo esta realidad ahora que tengo que usar muletas por un tiempo, por ejemplo hoy fui al centro comercial y las personas bajaban y subían del ascensor y las puertas se cerraban y abrían a su antojo, nadie esperaba a que pasara a pesar de estar mas

La realidad maquillada
Dibujo Perú de espaldas a la realidad.

lento por las muleas, y para alcanzar el ascensor tuve que tirarme al piso para poder atrapar las puertas y poder entrar, obviamente a nadie le importó.

Luego, caminé durante 20 cuadras en el barrio que he vivido por años y de entre las miles de personas por las que pasé, pues ninguna de ellas se dignó a darme paso, ni siquiera los autos.

Por eso declaro: vivimos en una sociedad enferma, y con el cáncer de la indiferencia hacia el que sufre o por el que está en condiciones físicas, mentales o emocionales que no son «estándar» y por ende diferentes.

La corrupción espiritual es lo más dañino que pueda existir y eso es lo que existe en «Lima La Gris» , «Lima La Horrible», no porque la ciudad sea fea, sino porque sus ciudadanos no conocen ni reconocen tal categoría, por el contrario todos asistimos a un terrible baile de egos, soberbia y vanidades, creyéndonos el centro del Universo y desfilando como grandes estrellas.

¿La solución?, pues es difícil y compleja ya que es como darle unas gafas de sol a un ciego que se obstina en vivir en una cueva de placeres mínimos, sin embargo existe, y es la humildad de reconocer el sufrimiento, porque las personas no son ni buenas ni malas simplemente son personas y todas sufren, sufrimos todos sin excepción, y mirar hacia adentro de nosotros reconociendo el sufrimiento que es la raíz de sombras de nuestras neurosis, como diría Carl Jung, es lo principal. Como cualquier enfermedad, lo principal es reconocerla.

Conversar es lo segundo, plantearlo como tema de conversación en bares y restaurantes, es decir; mirar al demonio que nos corroe la amabilidad y nos corroe la sencillez para poder vivir en armonía.

No soy un santo, pero tampoco un demonio, sin embargo si me considero un ciudadano consciente y reflexivo con respecto a mi ciudad.

Sin embargo no pierdo las esperanzas y perfiero pensar como el genial sicoanalista Carl Jung: «todo lo que nos irrita de los demás, puede ayudarnos a entendernos a nosotros mismos»

Otto Cano Pitta
Comunicador empresarial y
Periodista

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