Al Otro Lado De La Obscuridad

Desperté y todo estaba tan oscuro, mi cuarto taciturno parecía mas pequeño de lo normal. Volté hacia mi mesa de noche, tomé mis anteojos y busqué a tientas el interruptor de la luz, aunque sin exito.
Volví el rostro hacia el frente y fue entonces cuando me percate de que no estaba en mi recamara.
Me puse de pie, tastabillando por que mis piernas estaban doloridas, no comprendia la situación.
Comencé a caminar, el dolor en mis piernas era intenso, aunque no insoportable, de manera que bastaba con recargar mi mano ligeramente sobre el muro para caminar a travez del interminable corredor.
Desde el fondo de la obscuridad escuche que me llamaban – ¡Roman! – me gritaba una voz masculina, que se perdía entre la inmensa obscuridad…

Si te gustó, ¡compártelo!

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.