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Mural

No recuerda desde cuando tiene conciencia de haber tenido sueños repetidos, pesadillas que no lo han dejado descansar desde hace ya varias semanas, y han logrado que en sus noches despierte lleno de incertidumbre y miedo.
Cuando comenzó a recordarlas, solo se presentaban en pequeños fragmentos, como una de aquellas series de tv que se quedan en continuación cada día.
Solo veía unos ojos negros que lo observaban fijamente, acosándolo; dejándole una sensación que le penetraba hasta el alma.
Cada vez que pasaba, sentía ser absorbido poco a poco hacía una extraña y maligna inmensidad, y era tanta la angustia que muchas de aquellas noches las pasó con la luz encendida sin poder cerrar los ojos durante horas.
-Hola-
Escucha una voz femenina que lo distrae de su afán por encontrar sentido a lo que le perturba.
Es Patricia, con quien lleva dos años trabajando y a pesar de sus intentos por llegar a ser algo más que amigos, no ha pasado más que una cena o una salida al cine.
El día caluroso y soleado se acepta agradablemente después de una semana completa de lluvias y frio intenso. Las inundaciones que azotaron la ciudad por aquel extraño evento meteorológico ya han comenzado a controlarse.
La Ángelopolis (como la conocen sus habitantes) cada vez es más grande. Algunos piensan que en poco tiempo alcanzara a la capital, sin embargo unos pocos saben que eso no sucederá pues allá no suceden ciertos fenómenos en lapsos tan cortos de tiempo, sucesos que detienen en gran medida, aunque nadie quiera verlo, la urbanización.
En todo el tiempo en que han ido al trabajo, nunca han llegado tarde. Pero la suerte ahora no está de su lado. Parece extraño, pero es algo que ha sentido desde hace días, y con cada día que pasa, va llegando a la certeza de que su suerte lo está abandonando.
-¿Porqué?-
Se pregunta mentalmente ¿cómo sería su vida si aquella pequeña y lastimera suerte que siempre lo ha acompañado lo abandonara?
Pone las intermitentes del coche mientras se detiene detrás de la larga cola de autos en la lateral para entrar al periférico.
Cada mañana es el mismo recorrido. Durante esos dos años nada ha cambiado. Y a pesar de que todo es igual. Las casas, los postes, incluso algunos coches con la misma gente, es la primera vez que lo nota, o por lo menos así lo cree.
Un accidente automovilístico es el culpable por el gran retraso que tendrán. Sucedió justo a unos metros del puente peatonal. La fila avanza lentamente y es cuando lo siente.
En el muro de 6 metros que forma un lado del comienzo del puente peatonal. Los enormes ojos que lo atormentan cada noche lo observan detenidamente.
Incluso antes de voltear ya había comenzado a sentir aquella aprensión y dentro de su alma ha comenzado a desear que no sea cierto. El sentimiento de miedo se forma nuevamente como en todas las noches. Comienza a sudar frio mientras sus manos se aferran fuertemente al volante y su cuerpo se pone rígido. Escucha muy lejano a Patricia que no ha dejado de hablar en todo el rato que han estado detenidos.
-Qué bueno que ya lo están borrando- escucha lejana la voz.
-Tal vez pienses que es tonto, pero siempre me dio miedo ver aquella cara, pareciera que te estuviera desafiando, se veía tan real, como si tuviera vida-.
Se da valor para voltear al darse cuenta que no es al único a quien afecta aquel mural, y lo confirma, son los mismos ojos que lo han atormentado tantas veces en aquellas noches en que ha despertado llorando y temblando.
Recuerda que ya lo había visto antes, el mural completo, pues el muro estaba completamente pintado, sin embargo, no logra recordar que es lo que había, tal vez porque lo único que llamaba su atención eran aquellos horribles ojos desafiantes.
Están a punto de salir del embotellamiento, tan solo dos autos más. Las torretas de las ambulancias alumbran silenciosamente el periférico.
Posa nuevamente su vista sobre aquellos ojos negros, y recuerda que era el rostro de un niño, un niño de rasgos asiáticos. Ahora solo están aquellos enormes ojos negros que contrastan con el resto del muro completamente blanco.
Su mente le sigue diciendo que había más cosas aparte de aquel rostro que acaba de recordar. Pero no puede revivir que más había, por más que lo intenta.
Ha sido un accidente fuerte. Un auto que se acoplaba al periférico por la lateral al parecer colisionó con otro que venía a exceso de velocidad sobre la vía principal. Todo indica que el auto que entraba se estrelló contra el muro del puente peatonal de una manera estrepitosa.
Puede ver como dos personas se encuentran prensadas dentro del vehículo. Los paramédicos junto con los bomberos hacen lo posible por lograr sacarlos, mientras los agentes de vialidad tratan que el tráfico no se acumule y obstaculice las maniobras de rescate.
Parece que el coche con el que chocó el jetta se ha dado a la fuga pues no hay otro coche colisionado y no hay ningún testigo que pueda dar informes.
Al salir de la lateral siente un gran alivio al dejar atrás aquel horrible accidente y aquella mirada.
Llegan tarde al trabajo donde no hay mucho que explicar, pues su jefe está contando como sucedió el accidente.
-Estaba justo en el momento de la colisión- Dice modulando la voz para darle más realismo a la historia.
-Un jetta rojo que se incorporaba al periférico chocó contra una camioneta Ford negra, los dos autos quedaron destrozados-
-Veníamos al parejo pues quería yo rebasarlo para poder entrar a la gasolinera que está más adelante, pero por más que hice acelerando, el conductor de la camioneta aceleraba igual, por lo que mejor desacelere y deje que se adelantara, fue justo en la entrada de la lateral-
-No sé si el conductor del auto rojo no lo vio pero entró casi igual de rápido que la camioneta. El choque fue muy estrepitoso, el auto rojo se estampó literalmente, de frente contra el muro aquel en el que están borrando aquella obra de arte que hicieron, y la camioneta se estrelló contra el muro de contención del lado izquierdo, por fortuna tuve tiempo de esquivar la camioneta y pasar por el carril de en medio, pues como te digo venia atrás de ellos-
-inmediatamente llame al 066 para pedir una ambulancia-
-¿obra de arte?- se pregunta mentalmente recordando todas las noches que no ha podido dormir por aquel extraño mural.
Sin embargo ahora que escucha la opinión de otra persona sobre aquel dibujo, piensa que tal vez solo ha estado muy susceptible y por eso le ha afectado tanto.
Pero ya no hay de qué preocuparse, pues seguro para el siguiente día ya lo habrán terminado de borrar.
-Es la decima vez que el jefe cuenta esa historia- le dice un compañero de trabajo.
-Es mejor que no los vea, sino empezara de nuevo y la verdad ya estoy harto de escucharla-.
-Es extraño- Le dice a Patricia.
-¿Qué?-
-que nosotros no hayamos visto a la camioneta con la que chocó el jetta, no había otro coche más que el que se estrelló contra el muro-
-Tal vez ya se lo habían llevado- le contesta Patricia -O igual y se dio a la fuga-
El día de trabajo se pasó rápido y salen antes de que la tormenta comenzara, llegan a su casa antes de que las primeras gotas comiencen a caer.
La Victoria, la colonia donde viven, es una unidad habitacional del sur del estado que estuvo aislada de su vecina por las extrañas desapariciones de gente que se registraron hace unos años en San Miguel. Y aunque al parecer la policía resolvió el caso encerrando a los miembros de una banda de la colonia, la gente aun rumora cosas diferentes acerca de lo que sucedió en aquel terreno. Y lo extraño es que nadie se explica las desapariciones de mascotas que aun siguen en aquel lugar.
Al principio cuando le dieron su casa en la Victoria, atravesaba San Miguel en su auto para tomar el periférico, pero después que se enteró de lo sucedido en aquel lugar, optó por dar la vuelta y entrar por la lateral. No creía en las cosas extrañas que la gente contaba, pero sabía que su suerte no era muy buena como para evitarle un mal rato en aquel tramo de terreno.
Es una unidad habitacional pequeña. Al principio, cuando inauguraron la colonia, solo existía la Conasupo como tienda comunitaria, y que se conservó así hasta hace unos años que cambio a ser particular, pero el sobrenombre de la “Cona” aun lo mantiene.
A últimas fechas, lo dueños habían tenido problema con los jóvenes vecinos pues pintan los muros con grafitis y marcas extrañas que solo ellos entienden.
Fue por eso que se sorprendió al ver aquella tarde el muro de la parte trasera completamente blanco. Como si hubiera sido encalada recientemente, a esas horas era un blanco que contrarrestaba fuertemente la oscuridad de la noche que se formaba en sus contornos. Las luces estaban apagadas.
Siente como si estuviera frente a una pantalla de cine, o más bien, como un lienzo en blanco donde pronto comenzara una obra de arte.
La demás gente va y viene sin darle importancia al muro blanco de la Cona, pero él desde ese día, cada mañana y cada tarde pasa por aquella calle para ver los cambios que hay en el muro.
No sabe quiénes son los que comenzaron con aquel mural, pero le da gusto el pensar que puede ser alguien como el que pintó debajo del puente de Zavaleta. Un verdadero talento en aquellos murales.
A la mañana siguiente, se tranquiliza enormemente al no encontrar los enormes ojos negros, siente que algo dentro descansa y se afloja, algo que oprimía y angustiaba.
Las idas y venidas a su trabajo comienzan a ser como al principio, tranquilas y apacibles, incluso su actitud huraña que no sabía cuando había comenzado, cambió.
Patricia lo notó inmediatamente, y las pláticas entre ellos comenzaron a mejorar. Tal vez ahora si pudiera ocurrir algo entre ellos.
Una semana después de la desaparición de aquellos extraños ojos, los sueños comenzaron nuevamente. Aquella mirada siniestra regreso, pero con más intensidad. Con cada vez que soñaba aumentaba el miedo y la angustia, y su descanso se fue haciendo efímero.
Cada vez despertaba más cansado, hasta el punto en que despertaba al igual que como se había dormido.
Comenzó a tener rencillas con su jefe por los pequeños lapsos en los que se quedaba profundamente dormido.
En lugar de descansar, su sueño lo llevaba de una manera muy vívida a lugares extraños y sombríos, era una tierra cubierta por un extraño velo que oscurecía cada fragmento de luz, era otro mundo.
En aquellas ocasiones en las que sus sueños lo llevan a aquel extraño mundo, escucha y siente muy real todo lo que pasa a su alrededor.
Las pesadillas nocturnas siempre terminan con aquella mirada siniestra y obscena y con la desagradable sensación de ser absorbido hacia esos ojos negros.
Al principio tan solo eran pequeñas cosas las que lograba recordar además de la angustia y el miedo, rocas, extraños altares y edificio ciclópeos en ruinas, de vez en cuando se topaba con cosas conocida como carteles y letreros, que se ensombrecían en aquel extraño mundo oscuro y velado.
Pero a últimas fechas, desde que dormía hasta que despertaba, la pesadilla le quitaba su descanso, pues pasaba horas vagando por aquel extraño mundo. En aquellas ocasiones estaba seguro que era su subconsciente que con la sensación que le habían dejado aquellos ojos había creado todo. Pero esa idea se ha ido esfumando poco a poco, ya no está tan seguro.
En su sueño, después de recorrer durante horas aquel camino gris, siempre llega hasta una construcción de metal de donde salen extraños ruidos de al parecer una complicada maquinaria. Sonidos de aire y vapor se mezclan con el choque de extraños mecanismos de metal, tal vez engranajes, y miles de insectos extraños entran y salen por aberturas oblicuas en las paredes de metal que se abren y cierran como si tuvieran vida propia.
Después, siguiendo avanzando, en lo alto de aquella estructura hay algo que por una extraña sensación sabe que está vivo. Con una forma indefinida cambiante en la que solo reconoce de manera sensorial aquellos horribles ojos, absorbentes, maléficos inmensos. Y cuando la extraña figura comienza a tomar forma definida, despierta en su habitación con un grito ahogado y sudando.
Se levanta y prepara un rápido desayuno, toma su portafolio y sale. Una vez más se siente completamente cansado y extrañado. Los o él artista invisible que pinta el muro de la conasupo ha continuado con su trabajo.
Es un mural extraordinario de un mundo extraño y sombrío, muy parecido al de sus pesadillas. Pero este pareciera que está formado en capas, o al menos le deja esa sensación, la ilusión de lugares más internos detrás del que se encuentra enfrente, pequeños rasgos que te hacen imaginar que algo hay detrás.
Enfrente comienza a verse un terreno plano y arenoso, con una señal de transito de prohibido el paso y un carrito de hot dogs a medio pintar. Una nube negra cubre la parte del fondo de la primera capa, las otras también apenas comienzan a pintarlas.
En la oficina vuelve a tomar 2 aspirinas con café para mantenerse despierto. Patricia tiene nuevo novio y unas semanas después del accidente del auto, ya no han ido juntos al trabajo.
Piensa que así es mejor pues se quita la serie de preguntas a cerca de su estado físico.
-¿Qué crees que te diga ella? Se pregunta.-
-Deberías ir al psiquiatra- es la respuesta que le manda su conciencia.
La idea ronda por unos instantes en su cabeza, después de todo en estos momentos no parece una idea tan descabellada.
Las aspirinas y la cafeína hacen su efecto por casi todo el día de trabajo. Tan solo se le escapan unos cuantos bostezos a la hora de salida.
Deja su auto nuevamente en la pensión nocturna y toma camino hacia su casa. Se detiene nuevamente en el muro.
-¿Quién estará haciendo este trabajo tan espectacular?- Se pregunta al verlo más avanzado que en la mañana.
Las capas del fondo ya están más definidas y de momento le viene a la mente junto con un escalofrió los círculos del infierno de Dante en la divina comedia, de alguna manera extraña su consciencia relaciona las capas con aquel tipo de infierno.
En una de las capas o círculos como los ve ahora hay unas pirámides lejanas y sombrías, muy parecidas a las que vio en monte alban.
-Sin duda es una copia muy buena de ellas- se dice al momento de cruzar los brazos sobre su pecho tratando de calmar el frio y el nerviosismo que lo tomaron por sorpresa.
Se asombra al ver como a pesar de estar tan lejos aparentemente en la perspectiva de la pintura, los puede observar tan nítidamente, incluso puede distinguir la serpiente emplumada.
Los últimos dos están demasiado lejos (-aun- piensa), para verlos bien, tan solo observa la densa nube negra que cubre por tramos todo el mural. Aunque parece que el artista se ha arrepentido y del segundo circulo o capa, tras la densa nube, se comienzan a formar bordes de algún objeto cuadrado.
-Tal vez en dos días más lo terminen- piensa mientras toma camino rumba a casa.
Es extraña la capacidad de adaptación del hombre ante circunstancias extremas. Sabe lo que la noche trae consigo y comienza a aceptarlo. Ahora es diferente porque ya sabe lo que pasara en su próximo sueño y tan solo lo dejara pasar, para amanecer como si no hubiera dormido, para despertar cansado y más ojeroso que la noche anterior.
Pero lo que le da tranquilidad como siempre le ha pasado cuando se encuentra en una situación difícil, es que ya ha tomado una decisión. La más acertada de todas las que pasaron por su mente. Ir al psicólogo.
El sueño como esperaba, se repite nuevamente, viendo las mismas cosas, pero ahora se siente tranquilo. Camina como la ha hecho desde que comenzaron los extraños sueños, siempre hacia el mismo lugar, sin embargo ahora hay algo diferente, voltea a ver a lo que ahora se parece el fondo de donde se encuentra y logra ver a lo lejos las mismas capas, lejanas y diferentes entre sí, las mismas del mural.
Ahora está seguro de que lo que lo atormenta es su subconsciente. Recuerda que en algún lugar ha leído que la mente es tan poderosa, que puede hacer si te obsesionas, que creas estar padeciendo de alguna enfermedad extraña, con todos los síntomas palpables y que en realidad estás completamente sano físicamente.
Y ahora sabe que todo es inventado por él, cada cosa que le pasa en el día se refleja en sus sueños y apenas se ha dado cuenta, pues hace unas horas vio el mural con aquellas capas que incluso le recordaron el infierno de Dante dividido en círculos más profundos, y ahora su subconsciente lo está reproduciendo con sensaciones realmente extraordinarias. Inclusive el olor acre y sulfuro que inunda el ambiente.
Sabe que en los próximos pasos podría encontrarse con Patricia y su novio, tan solo para darle aquella punzada de celos que a diario siente.
Voltea la vista a la lejanía que se ha formado y acoplado para ver el lugar en forma de capas, o círculos y encuentra las mismas pirámides sombrías y lejanas. Pero en la versión onírica los detalles se han extendido. Aquellas sombras alargadas que observa son…personas. Personas vestidas como en los libros de historia, lo sabe porque han hecho una fogata que alumbra débilmente sus atuendos. Ahora que los ha visto comienza a escucharlos.
Extraños sonidos de tambores surcan el aire enrarecido y contaminado de aquel extraño mundo para llegar a sus oídos. Están haciendo un ritual. Su expectación se termina cuando a pesar de la gran distancia que los separa, logra ver el rostro de quien los dirige. Un rostro descarnado lleno de horror, de un miedo que con solo mirar el semblante que provoca en ese hombre le hiela por completo la sangre entumeciendo sus músculos.
El rostro aunque es demasiado horrible como para creerlo, no da tanto miedo como su expresión de terror hacia algo oculto, indecible y ahora es cuando la similitud entre los infiernos de Dante y el mural se le hace idéntica.
Sera acaso aquel lugar distante un sitio de tormento como el 5º o 6º infierno, muy probablemente así sea. Lo único que no entiende es eso, porque le da esa similitud a su sueño con la divina comedia. Es verdad que la ha leído, pero hace ya tantos años de eso que ni siquiera la recordaba. Sera que su mente busca los momentos más lúgubres y cansinos de su vida.
Avanza sin mirar nuevamente a la lejanía, hasta dejar de escuchar el extraño ritual con sus horribles tambores. Y no puede evitar soltar una carcajada al reconocer el objeto que tiene enfrente, el carrito de hot dogs del mural. Ríe para sus adentros al buscar y encontrar la abolladura en la parte izquierda del tubo del toldo.
Del otro lado se encuentra a lo lejos la densa nube que cubre gran parte de la vista, como en el mural.
Avanza en dirección de la construcción de metal, a unos metros se encuentra con algo nuevo. Una camioneta negra chocada.
Al principio no lo relaciona hasta que ve el color de las partes que colisionaron. Rojo.
Esta a unos metros del cubo de metal, a esa distancia puede observar los agujeros oblicuos que abren y cierran como bocas de pez.
Aun no puede observar a la criatura cambiante ni sentir el extraño poder de sus ojos, una pequeña sonrisa se forma en sus labios al pensar en cómo su mente le hace imaginar la camioneta responsable del choque de hace una semanas.
La parte de enfrente está completamente destrozada por haber chocado contra el muro de contención, la parte derecha tiene una enorme abolladura color rojo metálico, del mismo tono que el jetta.
Se sorprende del poder de su mente pues incluso logra oler el aceite quemado y la gasolina que esta derramándose, aun escucha el tronar de la lámina al terminar de acomodarse después del impacto como si apenas hubiera sucedido.
Al rodear la camioneta comienza a observar la siniestra silueta, aun no siente el paralizante pavor pues los ojos están atentos hacia otro lado.
Un leve quejido la hace voltear, proviene de dentro de la camioneta. Se acerca y ve a un hombre destrozado pidiendo ayuda. El cuerpo está totalmente prensado, la sangre salpicada por todos lados y aun brotando lentamente. El señor levanta el rostro y lo mira horrorizado. Su cabeza levantada deja ver como el tubo del travesaño atravesó su cuerpo completamente.
Pero lo peor está en su rostro. Tiene la quijada completamente fuera de lugar, por lo que no puede pronunciar palabra alguna, aunque lo intenta logrando mover la lengua y que los dientes de la quijada colgante se balanceen de un lado a otro. La sangre gorgojea en su garganta y al voltear a sus ojos ve el mismo horror que en el de los extraños nativos.
Una presencia aun más grande que el miedo que está sintiendo lo hace voltear y se encuentra con aquellos sucios, horribles y obscenos ojos.
Una vez más se llena de terror y angustia. Siente como aquel ser se agarra a su alma, como la profana y la comienza a absorber.
En su pecho la angustia y soledad lo llenan por completo hasta comenzar a dejar un horripilante vacio que lo hace pensar que está perdiendo su esencia vital, su parte más sagrada, su alma.
Despierta sudado y sintiéndose vacio, ahora tarda en recordar lo soñado, siente nebulosa su cabeza, llena de algo extraño y prohibido.
Aun es de noche y siente deseos de ver el mural. Se levanta sin preocuparse de la hora, tan solo se pone su abrigo, unas sandalias y sale a la calle.
La brisa trae olores de la madrugada que le ayudan a despejar la mente, ya no está en el sueño. Mientras avanza cruzando las calles recuerda poco a poco el sueño y crece cada vez más el deseo de ver el muro.
Al dar la vuelta en la esquina lo ve a lo lejos como si despidiera luz propia. Al irse acercando ve los cambios surgidos.
Observa las diferentes capas terminando de formarse solas. Moviéndose como en el sueño, la parte oculta por la densa nube negra es la estructura metálica con aquellos agujeros oblicuos moviéndose en el mural.
La nube son millones y millones de desconocidos y extraños insectos que son los que construyen el mural, sobre la caja esta la figura cambiante distraída mirando hacia los adentros de aquel mundo extraño, ahora puede observar a miles de seres y escucha a lo lejos, atravesando la pintura de una menara imposible, los lamentos de todos aquellos que están en aquel infierno. La criatura se alimenta de su sufrimiento. Todos a los que logra observar son seres que han muerto de manera violenta. Los nativos son aquellos que fueron sacrificados en épocas prehispánicas, otros más están como el de la camioneta por accidentes de tráfico. Al lado del carrito de hot dogs ve a una persona mutilada. Lo horrible de la escena es que todos están aun con vida. Fueron llevados a aquel mundo unos segundos antes de que murieran para que su agonía y sufrimiento fueran eternos, para que la criatura de ojos negros se alimentara por siempre de ellos.
Algo roza su brazo, sus ojos se abren a no más poder al ver como los extraños insectos de la pintura están saliendo, miles se arremolinan a su alrededor mientras otros comienzan a quitar minúsculas partes de una banca del parque y lo llevan al mural, donde poco a poco comienza a formarse.
La enorme entidad voltea hacia él y el miedo antes sentido no se compara con el que siente ahora. Comienza a manotear para alejar a los extraños insectos que han comenzado a llevarse su ropa.
Camina hacia atrás y después de unos pasos y al ver la figura indecible que toma la criatura comienza a correr hacia su casa. En la esquina, un auto choca contra el poste de luz y lo tumba haciendo que los cables caigan sobre él. Un enorme dolor le inunda el cuerpo mientras la electricidad lo quema y lo tortura. Pero ese dolor se vuelve efímero cuando siente como pequeñas partes de su cuerpo son arrancadas de él. Miles y miles de insectos cubren su cuerpo quitándole, arrancándole pedazos de carne, sangre y huesos. Ese dolor es peor que el de los cables de luz.
Unos segundos después de pensar que el dolor no puede ser más grande. Siente que alguien se agarra de algo dentro de su pecho, de su esencia, algo que lo absorbe poco a poco y hace que el sentimiento de miles de insectos comiéndoselo sea nulo.
El mural de la cona ha sido terminado, pero nadie le da importancia y así como apareció comienza a desvanecerse dejando al final unos enormes ojos negros, absorbentes y viles.

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