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La Isla Desaparecida

LA ISLA DESAPARECIDA

 

Un día, todos decidieron hacer un viaje a conocer otro lugar. Cogieron el avión del aeropuerto de Londres, en Oxford. Cuando cogieron los asientos y se pusieron en marcha a otro nuevo lugar, Raquel encontró un papel hecho una bola, estaba podrido y muy arrugado. De momento exclamó:

– ¡ He encontrado algo ¡ – Dijo excitada y nerviosa.

De momento todos giraron la cabeza en torno a ella. Raúl, que estaba escuchando música en su nuevo I Phone, pegó un brinco del asiento y asustó a Carlos, que estaba distraído, mirando a la ventana, observando los colores del cielo y contemplando como se alejaba cada vez mas y eso a él le relajaba. Carlos le pregunta a Raúl:

– ¿ Qué ha pasado ? ¿ El avión se va a estrellar en el mar o que ?- Exclamó excitado, nervioso y asustado.

 

– No, es mas interesante, Raquel ha encontrado una bola de papel, quemado y arrugado. – Dijo en tono burlón.

– Vale, ¿ a ver Raquel ?- Dijo Carlos intrigado de saber lo que había dentro de esa bola quemada.

– Parece antiguo, por su aspecto.- Dijo Marta haciéndose una trenza con su pelo suave y sedoso.

– Si, llevas razón.- Contestó al momento Raquel.

Raquel, muy intrigada como los demás abrió la bola con mucho cuidado, porque el papel era muy endeble.

– ¡Ahh!, ¡ qué sorpresa !, ¡ pero si es un mapa !. – Exclamó Raquel muy emocionada y sorprendida.

– ¡ Qué suerte !, el tesoro esta cerca de donde vamos a ir, a Coventry.

– Es verdad, este mapa es de Inglaterra, ¿ pero este circulo que marca ?- Dijeron los dos chicos a la vez.

– La verdad es que no lo sé.- Dijo Raquel.

– Voy a mirar en mi mochila, a ver si he dejado aquí el ordenador, para ver de que sitio se trata en concreto, podríamos ir.- Dijo Marta muy ilusionada de ir.

Cogimos el ordenador, Raquel y Marta buscaron << Mapa de Inglaterra >> , y de momento apareció el mapa. Al momento Raquel dijo:

 – Es el mismo mapa del que viene aquí, si nos fijamos, en el mapa que hemos descubierto, hay un círculo justo en Bedworth.

De momento un sonido que provenía del avión comentó:

– Queridos pasajeros, os comento que ya estamos en el Aeropuerto de Coventry, en estas dos puertas podeis salir, en el centro, se encuentra una maquinaria, y allí, busque su maleta, que se haya importado, por favor, se ruega a que no haya ningún robo de alguna maleta que no os pertenezca. Gracias y que disfrutéis.

Todos salieron corriendo y cogieron las maletas. Cuando salieron del autobús, cogieron un taxi y se fueron a un hotel de lujo, porque ya era muy tarde para ir en busca de lo que había en aquel circulito tan extraño.

Al amanecer, todos se dispusieron a Bedworth, y caminaron hasta llegar a una costa, llamada Wenstminster.

Carlos y Raúl alquilaron un barco grande y hermoso, con comida y muchos mas lujos.

Nada mas que cogieron el barco, se fueron a aquel lugar tan extraño, que no conocían. Al momento, se encontraron en alta mar y se asustaron:

– Que miedo, teníamos que haber venido con nuestros padres.- Dijo Marta quitándose la trenza.

En el barco, había un GPS, y de momento apareció un círculo que rodeaba un sitio en el que estaban colocados. ¡ Era el mismo círculo que el que hay en el mapa !. Carlos miró al frente y se quedó muy interrogante al ver que no había nada , solo agua y agua, y más agua…

 

Se dieron cuenta de que eran fantasmas y de momentos todos empezaron a chillar:

– ¡¡Socorro, auxilio, sálvennos de aquí!! – Aterrorizados.

Al cabo de un rato, apareció un barco naranja que navegaba por allí, y escucharon esos chillidos. Eran un grupo de náufragos que se acercaron al barco, pero vieron que estaba vacío y ellos sabían que las voces provenían de allí:

– A mi me ha parecido oir estos chillidos aquí, pero por lo visto… no hay nada, esa voz me parece familiar, me suena a mi nieto Raúl, ¡ pero si murió !- Dijo el abuelo de Raúl, que iba con unos naúfragos.

– Si, abuelo, soy yo, Raúl. No me había dado cuenta de que había muerto. No me creerás, pero estoy vivo, he resucitado y estoy aquí con mis amigos en busca de algo raro que nos hemos encontrado. – Dijo emocionado de haberse encontrado a su abuelo, que seguía viviendo.

Al fin, se dieron cuenta de que aquel tesoro estaba en una isla que estaban pisando en aquel momento y que ellos no podían ver cómo era la isla, el tesoro que había…., pero lo que si vieron es que estaban juntos y unidos, incluso en aquella aventura tan peligrosa en la que se encontraba.

                                                                            FIN

 

 

 

 

 
 

 
 
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Carta A Mi Hija Desde Los Cielos.

Querida y Amada Hija:

 

          Si pudiera resumir el amor de un padre a su hija en simples palabras escritas con tanto cariño, sin temor a llorar por la alegría de traer al mundo a un ser tan pequeñito y especial  (que forma parte de mi propia vida).  Podría llegar a la conclusión, que faltaría escribir tantas hojas en un libro de vida realizado de puros sentimientos, que este propio libro, por si solo lloraría, al ver en su última hoja aquel ingrato y solitario punto Final.

          Cuantas lágrimas de alegría han caído de mis ojos, al ir descubriendo con el paso de tu corta edad, tus risas, tus pequeñas locuras y aquellas gracias de pequeño ser, que con el paso de los años, la han vuelto de niña a una hermosa mujer.  Muchas veces me has hecho pensar que mis sentimientos son de rocas sólidas y que no he aprendido a llorar, pero mis mayores lagrimas nacieron a raíz de tu causa, cundo llegaste a este mundo y me enseñaste con cuatro palabras de tu tierna boca que me llamaron Papá.

            A veces las distancias, motivos de la vida o circunstancias,  dividen a las personas y las alejan o simplemente las separan de su destino. Pero como dijo nuestro señor Jesús Cristo, todo se resume en Amor y si la base de este amor es sólida, el amor nunca muere, aún más se fortalece enormemente, volviendo las distancias gratas al saber que muy lejos existe alguien que te extraña y te ama.

             Tú camino recién empieza y quiero ayudarte a caminar, siempre seré tú guía para evitar verte un día tropezar, no cambies nunca tu inocencia de niña, no pares de soñar porque aunque el mundo se vista de crueldad, siempre existirá una persona que te ayude de verdad.

           Te amo hija tu papá que esta en los cielos.

 

 

 

 

 

 

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DEBAJO DE LA CAMA

DEBAJO DE LA CAMA

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ATENCION EL CUENTO NO ES MIO ES COPIADO.

La imagen que más le había impresionado en toda su vida pertenecía a una película de la cual no recordaba ni el título. Había una niña tumbada sobre su cama. Poco más allá, a su izquierda, había un espejo, y ella podía verse dormir. La luna reflejaba su imagen, y cada noche, por aquello del miedo que atenaza a los niños, la cría se miraba en el espejo y aprovechaba para ver si debajo de su cama había algo de lo que debiera tener conocimiento. Tras ver que no había nada se quedó tranquila. Unas escenas más adelante volvió a hacer lo mismo y luego cerró los ojos. Su mano cayó hacia el suelo. En un momento dado notó una humedad viscosa en su mano lacia y abrió los ojos sin atrever a moverse un ápice. Giró la cabeza hacia la izquierda y miró el espejo. Bajo su cama había un hombre con ojos de sádico, que lamía su mano con la boca sangrienta en un rictus perverso.

Aquella escena era la que más terror le producía, pero ella no tenía un espejo al lado de la cama para mirar si estaba sola en la habitación, y por más que había pedido a sus padres que le pusieran un espejo estos siempre le habían dicho lo mismo: no hay sitio. A un lado tenía el balcón y al otro un armario y la puerta. No cabía esa posibilidad, y ponerlo enfrente no tenía sentido.

De modo que Leticia miraba debajo de su cama nada más entrar en la habitación, con las luces abiertas y la puerta del cuarto abierta, por si tenía que gritar y ser escuchada por sus padres. Una vez comprobaba que no habia nada, cerraba la puerta para asegurarse de que nadie podía entrar, y tras leer algunas páginas de un libro de la colección del Barco de Vapor, se dormía con la luz de la lamparilla encendida. Más tarde, como cada noche, entraría alguno de sus padres para darle un beso en la frente y cerrar la luz. También cerraban la puerta por expreso deseo de ella. Si antes no habían entrado, después tampoco lo harían.

Una noche entró e hizo su rutina habitual. Cuando terminó abrió el libro que estaba leyendo, sus ojos consumieron ávidamente unas páginas y cayó rendida. Su madre entró veinte minutos después, besó su frente, cerró la luz y se marchó, dejando cerrada la puerta.

Leticia no pudo ver como media hora más tarde el pomo de su puerta giraba lentamente. La puerta no chirribaba, de modo que tampoco se enteró cuando ésta se abrió lentamente y ?algo? que no tenía forma ni color se deslizó por el suelo sin hacer ningún ruido. Ella permanecía inerte sumida en sueños cuando la sábana que la cubría comenzó a deslizarse hacia sus pies. Un pequeño cosquilleo producido por el movimiento de las sábanas hizo que moviera las piernas incómodamente, casi en un arranque nervioso, pero no llegó a despertarla. Cuando las sábanas terminaron en el suelo Leticia comenzó a tener una pesadilla. Sus ojos, ocultos tras los párpados cerrados, se movían rítmica y velozmente. Mientras tanto un ser invisible a la vista humana, deslizaba parte de sí por las piernas desnudas de Leticia, provocando que toda su piel se estremeciera y el bello de todo su cuerpo se erizara. Un frio glacial recorrió sus pies, sus piernas, su cintura, su pecho y sus brazos y terminó llegando hasta su rostro como un suspiro mortal. Leticia sintió que el corazón se le congelaba y abrió los ojos en un rictus de horror. Respiró hondo y comenzó a hiperventilarse mientras sus manos se agarraban fuerte a la sábana de fondo. Cuando logró aminorar la velocidad de su respiración y su corazón volvió a su número de palpitaciones habitual, Leticia parpadeó un par de veces más y se centró. Algo fallaba. No era solo la pesadilla que le había despertado, había algo más. Era un presentimiento. En un moviento tan rápido como el miedo le permitió, encendió la luz de la habitación.

Sentada aún en la cama se miró las propias piernas y encontró la respuesta a su pregunta. La sábana que cubría su cuerpo ahora no estaba. Miró a un lado y otro de la cama sin apenas mover más músculo de su cuerpo que el del cuello, y no encontró la pieza que faltaba. De un bote se puso de rodillas y se acercó hasta los pies de la cama. Allí abajo, de forma circular, estaba toda la sábana que debía haber estado cubriendo su cuerpo. Comenzó a sentir otra vez el miedo que la había hecho hiperventilarse y su respiración volvió a agitarse. De haber sido asmática ya habría sufrido un ataque. Era una suerte ser una niña sana. Si hubiera tenido setenta años probablemente aquella noche habría muerto de un ataque al corazón.

Alargó el brazo para recuperar su sábana y se la echó por encima. Todavía luchaba por recuperar también la serenidad. Tenía tanto miedo que apenas le salió un susurro de la boca cuando creyó estar gritando ?mamá?. Su carne de gallina y su bello erizado no la tranquilizaba en absoluto. Tras gemir comenzó a llorar. Si las palabras no salían de su boca, tendría que ir hasta la habitación de sus padres para dejarse consolar… y aquello también le provocaba pavor. La habitación estaba dos cuartos más allá, al fondo del pasillo. Pero si quería que hubiera alguien con ella hasta que consiguiera volver a dormirse, tendría que salir de su propia habitación. Con todo el valor que una niña de doce años podría tener, Leticia localizó primero las zapatillas para ponérselas lo más rápido posible y salir corriendo de allí. Pensó que si corría llegaría antes a la habitación de sus padres y podría meterse entre ambos para recuperar la tranquilidad y el sueño. Sólo sus padres tenían esa capacidad de devolverle la paz. Ella era muy joven, no podía hacerlo todo sola. Necesitaba dos adultos a los que amaba y en los que confiaba.

Decidida, tras localizar sus zapatillas, se abrazó a la sábana, se calzó y corrió hacia la puerta de su habitación. Fue entonces, cuando al alargar el brazo para abrir el pomo, se dio cuenta de que la puerta estaba abierta. El miedo la paralizó de nuevo y sus ojos bailotearon de terror. No se atrevía a girarse y en el umbral permaneció el tiempo que a ella le pareció una eternidad. Sus pies no se atrevían a dar un paso más. Comenzó a hiperventilarse de nuevo y sintió marearse, y en un arranque último de valor extendió el brazo y abrió la luz del pasillo. ¿Iba a morir de miedo? Aquella duda consiguió que echara a correr hasta la habitación de sus padres pero fue tan rápida y torpe que se estampó contra la puerta semiabierta.

Cayó al suelo y se dañó un tobillo, pero provocó el suficiente ruido como para que su padre se despertara y abriera la luz.
– ¿Leticia?

La niña alzó su rostro poco a poco. Primero vio las baldosas del suelo, luego llegó hasta las zapatillas de su padre, y entonces miró debajo de la cama de matrimonio.

Antes de que la habitación comenzara a darle vueltas y cayera al suelo había podido ver que debajo de la cama de sus padres estaba su madre sobre un charco de sangre y un ser etéreo, como el cristal, al cual sólo se podía con los ojos de la infancia, lamía la barbilla sangrienta de su madre.

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EL POZO

EL POZO

Pozo

 

 

 

Hace muchos años en un viejo pueblito instalaron un gran pozo que fue drenado, no sólo por casualidad sino porque aquel pozo escondía un profundo secreto que los habitantes del pueblo jamás mencionaban… hasta que un día dos pequeños desataron algo que se había mantenido en secreto.

Diez años después de la construcción del pozo una familia de dinero se mudó a dicho pueblito. La señora que compró la casa era una viuda que había reclamado la fortuna de su difunto esposo, tenía dos pequeños de 7 y 8 años. Patrich era el mayor de los dos y Elizabeth la pequeña de 7 años.

La familia tenía un vecino, el señor Fasto, que pretendía a la señora. Era un tipo avaricioso que se disfrazaba como un tipo amable y atento con la familia pero en realidad era lo contrario.

Un día los niños salieron a jugar al patio de la casa y se encontraron con una vereda que subía a un pequeño monte, los niños guiados por la curiosidad siguieron la vereda aquella. Al final de ésta se encontraron con un viejo pozo de roca que al parecer no contenía agua, estaba todo enlamado de lo viejo, pero aún contenía el torno para sacar el agua con la cubeta. Los niños accidentalmente tiraron la cubeta al pozo, en ese momento la madre preocupada llamó a los niños.

Al otro día los niños volvieron donde el pozo y para su sorpresa la cubeta que habían arrojado estaba en el mismo lugar de siempre pero había una nota dentro de ella que decía: «TENGO HABRE» Los niños, sin importarles mucho de quién provenía la carta, fueron a su casa y llevaron una jugosa pieza de pollo al pozo y la bajaron con la cuerda.

Al otro día los niños volvieron al pozo y ¡oh sorpresa! la cubeta estaba llena de monedas de oro y alhajas. Desde ese día los niños llevaron comida suculenta y a cambio tenían su magnífica recompensa.

Al prometido de la madre de los niños, el señor Fasto, se le hacía raro que los niños escondieran comida durante la cena y además ya los había visto llegar con monedas; se le hizo muy extraño, así que una noche se encaminó al pozo y comenzó a bajar por la cuerda hacia el fondo del pozo…

Al otro día los niños regresaron al lugar del pozo y se encontraron que en la cubeta había una cantidad de oro inimaginable, también encontraron ropa desgarrada y otra nota que decía: «GRACIAS POR EL BANQUETE ¿TIENEN MAS?».

 

Espero que les haya gustado.

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ANDRES EL TRAVIESO

Andres era un chico muy travieso, que no podía estarse quieto en ningún lugar,  su abuelo le regalo un perro para que se distrajera un poco y olvidara sus travesuras, el niño lo llamo  mateo,  e inmediatamente se enamoro de esta linda criatura, lo mimaba, lo bañaba, lo peinaba y jugaba todo el día con el, cierto día lo llevo al parque a caminar cuando de repente se le acerco un chico muy malo que era el terror de los niños  y le arrebato a su perro y comenzó a correr, andres estaba tan asustado que intento alcanzarlo pero era demasiado tarde.

se fue a su casa muy triste , subió a su cuarto y no dijo nada, no quiso comer ni hablar con nadie, su abuelo se sintió un poco extrañado pero no dijo nada,  Andres sabia donde vivía aquel chico pero sentía miedo de ir hasta ese lejano lugar, estaba demasiado triste, le hacia mucha falta su amigo.  pensó y pensó y llego a la conclusión que debería ir en busca de Mateo, pero tomo la decisión de no decirle a nadie porque tal vez tratarían de impedírselo,  guardo una linterna  y unas pocas golosinas en su mochila, se coloco un saco y salio despacito sin hacer ruido, camino aprisa por las calles de su barrio, poco a poco se fue alejando de su casa, pero cuando mas se alejaba mas miedo sentía, aunque trataba de ocultarlo,  la noche se acercaba y Andres seguía caminando,  en unos pocos minutos diviso la casa de aquel chico malo, se acerco un poco a su jardín pero un perro enorme lo hizo salir corriendo,  no sabia que hacer hasta que miro un frondoso árbol y decidió pasar la noche allí , seria mas seguro tratar de entrar al día siguiente bien temprano,  trepo al árbol y espero hasta el ida siguiente.

Muy temprano bajo del árbol,   el perro grande estaba dormido y de repente andres se dio cuenta  que la ventana de un cuarto estaba abierta… se acerco lentamente , pero  por poco se devuelve porque escucho un ruido como de un león  pero recobro la calma y se dio cuenta que era aquel chico que estaba dormido haciendo unos raros sonidos, suavemente entro por la ventana con el corazón en un hilo y caminando en la punta de los pies, atravesó aquel cuarto todavía un poco oscuro y al frente diviso otro cuarto abrió la puerta con mucho cuidado y  vio  un gran numero de perros encerrados en muchas jaulas, no tenían ni agua ni comida,  busco por todos lados cuando descubrió a su amado Mateo con mucho cuidado abrió  su jaula y luego todas las jaulas de los demás perros,  pero un perro muy chico no pudo contener  su emoción y emitió un suave ladrido.. bueno no tan suave, porque despertó aquel chico malo, quien se percato de lo que estaba ocurriendo y se abalanzo sobre Andres,  pero los perros agradecidos no permitieron que esto ocurriera todos al tiempo se lanzaron sobre el  chico malo y este cayo al piso,  todos los perros saltaron por encima de el y se dirigieron rápidamente a la puerta guiados por Andres, todos salieron de la casa y corrieron en  diferentes direcciones, lo mas importante era espacar de aquel horrible lugar,  mateo junto con su amo corrieron sin parar hasta llegar a su casa.

el abuelo de Andres   estaba muy preocupado apenas se había dado cuenta que su nieto no había pasado la noche en la casa y había llamado  a los padres de Andres quienes ya se dirigían a toda prisa a casa del Abuelo,  el niño le explico al abuelo todo lo que había sucedido y de que manera había logrado salvar a su pequeño amigo, su abuelo se sintió muy conmovido al percatarse de los bonitos sentimientos que tenia el niño hacia su perro, pero de igual manera lo reprendió porque un niño no debe hacer las cosas sin pedirle ayuda a sus padres porque puede ser peligroso  para ellos.

desde aquel día Andres ha cambiado mucho se porta muy bien con su abuelo y cuida mucho a su perro,  pero jamas sale a la calle sin pedir permiso  porque no quiere darle mas preocupaciones a su querido abuelo.

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