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Autenticidad Homogénea

AUTENTICIDAD HOMOGÉNEA

Al sol, que para todos amanece,
hasta el menguado que todo lo cercena,
inundando de luz toda la esfera,
me parece un lívido presagio de tormento.
¡Beldad desterrada del Paraíso!.

A su vez, muerta, la pasión que mata,
y el corazón una prisión es para el sueño,
donde el amor enriquece al más pobre,
del sol la luz me pareciera triste,
y en la lengua un gusto a sangre queda.

Al terminar mi sueño sobre mi frente,
selva sonora del panteísmo es opulenta,
y besa con las pupilas serena la corriente.
En tanto, alma y cuerpo son anhelo, uno solo.
¡Cuando pasan los líquenes las rondas ondulando!.

Buscaba mi alma al despertar la aurora.
Sin embargo, fue siempre caminos de ruido,
en la libre religión de las ideas mieles.
Mudos de espanto escuchan. ¡Cuando ausente estoy!.
Entre el bravo oleaje mar de almohada.

Del gigante corazón su vuelo brilla,
caminando de costado,
con las pestañas de sal de ajo,
y el huracán descansa. ¡Me hace dudarlo!.
En el cáliz de la muerte cotidiano.

De hierro unas lágrimas se asoman,
quitándole barcos a una vela,
con las plumas de langosta,
y la venganza de lengua inquieta.
¡Ya disfrutarán su muerte!.

La madera hiere al fuego se secas hojas.
¡Aunque la música sangre!.
Y eternamente mire cara a cara,
preguntando al hielo de fracasos,
donde sabe todo la tierra del cristal.

De este tiempo las espinas felices,
publican los racimos de los días,
en la morada crepitante.
¡Del membrillo fresco en la mesa!.
Y la noche me dice: ¡Que sólo estoy!.

Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Del texto y de la imagen.

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Solitud Insólita

SOLITUD INSÓLITA

Manjares fáciles sueñan rústicos
hogares en su ausencia persistentes
más que la pizarra mármol fino
con las ruinas de largo suspiro
con la salida que encierra
al jaspe y carbón un mismo vaso.

La música
celeste
nada es
sin
terrestre
oyente.

La apasionada nieve anonadada queda
con la muerte adormecida en brazos
que marchitan al olvido caricias
que amorosos colosos arredran
circundando corrientes balidos
en bólidos astros retorcidos.

Aún
sin
entenderse
se
comprende
al sentir.

Con trémulas esferas y pompa
mudanzas y ternura agonizando
por el infausto gozo cuando crece
rico el firmamento
y estrellas mutantes
con los susurros que mecen.

Aprender
lo posible
es imposible
si no
se
quiere.

Por reverberar nacarado
cada esplendente descaro
cada resplandeciente hueco
cada abismo sonriendo
dónde el eco al éter va dejando
Sólo soledades solas…

Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez.
Tanto del texto como de la imagen.

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