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El Tiempo.

Cuento.

Escrito por Santiago Solano Montes de Oca.

“?Vamos a dejar que el tiempo pare, ver nuestros recuerdos en los mares… ?”

I

Quiero contarte una hermosa y sencilla historia, una que habla de una vida, a pesar de que siempre estuvieron dos juntas, habla de una vida de compromiso, de buenos y malos días, de enojos, de dolores, de tristezas, de recuerdos suspendidos en el aire, de promesas, de risas, de comida, de conocimiento, de amor inacabable…

Me siento exhausto, pero donde yo me encuentro es más que cómodo, es cálido, reconfortante, hermoso, es vivir bien, es el mar, empecemos pues porque el tiempo corre, porque el día se vuelve tarde hermosa en todos sus degradados colores; de azul a anaranjado, de amarillo a violeta, ansioso a lo lejos el anochecer espera su entrada, junto con sus hermanas las estrellas, el cambio de turno del padre Sol intenso, a la madre Luna delicada.

Todo empieza así…

II

Una mañana del verano Guerrerense, desperté como cualquier otra, observé el lado vacío de la cama como siempre, deslice mi mano sobre la silueta ya casi borrada en aquel lado izquierdo de la cama como siempre, vino a mí el dolor y soledad de siempre, agarro ese dolor y soledad y lo mando a tomar por culo porque tengo que continuar, eso a ella le hubiera gustado demasiado.

¿Qué le puede ofrecer la vida a un señor como yo, que ha perdido el poder de saber la hora que es?, mi soledad al igual que mi amor es y será egoísta, solo para ella.

Caminé a la regadera, abrí la llave esperando a que saliera el agua caliente, caía haciéndose de un sonido reconfortante, me acuerda a esos fantasmas que llego a escuchar, que vagan por mi cabeza, en mi trabajo, en mis pensamientos.

Me vi en el espejo, me acerqué lo bastante abriendo bien los ojos de par a par, y me sentí de pronto abatido por lo tan rápido del paso de los años que me han marcado, han quedado marcados en cicatrices, en pliegues de piel, en arrugas, en manchas, en el paso del condenado tiempo, me venía zarandeando para dejarme como hoy yo estoy, han pasado 3 años me dije, y no lo has superado me reproché.

Me bañe, me cambie y me dispuse ese día a ir a pie al trabajo, pasar a mi fonda favorita para comer más tarde quizás, pensé , nunca desayunaba no me gustaba, desperdicia uno mucho el tiempo, que puede uno usa para huevonear 5 o 10 minutos más en la cama con ella claro está, “café con pan”, ella de vez en cuando me preparaba y cuando dejaba que el café se enfriara y el pan se volviera tieso, ella me lo reprochaba, se me hizo una mueca picara en la boca por recordar su rostro enfadado.

Rara era la vez que me sentía con tantas ganas de ir pensando caminando, ese día venia ya predispuesto a acordarme mucho de ella solo que nadie lo sabia porque todo estaba aquí, en mi cabeza, en mi corazón roto en mantenimiento también.

Pies siguiendo un patrón, los brazos deslizándose en los costados, los jeans cafés planchados a como la luz de la noche pasada lo permitía, la guayabera azul cielo esa sí impecable, mis lentes con unas pocas manchas dactilares al momento de tomarlos del buro, los zapatos cafés boleados y bien cuidados, animo impaciente a tener tiempo para leer un rato en aquel lugar, en nuestro lugar.

El trabajo de un escritor es “sencillo”, muchos de mis amigos me lo mencionan por no decir alardeaban repetidamente, en mí nada más se me creaba un sentimiento de piedad hacia ellos, por no poder entender lo difícil del trabajo mismo, de lo difícil que resulta encontrar las palabras perfectas y adecuadas, de conjugar los verbos bien, de la sintaxis impecable y fina, de tener coherencia correcta, de que sea agradable para las personas, que sea agradable para ti, y ¡Ay de mí, con mi ortografía!, eso era lo difícil de mi profesión, pero es cosa tan sagrada que por esos errores de muy mal gusto, que no encontraba mas sin embargo hacia aparecer en mis textos, yo la pude encontrar a ella, para ayudarme con esto y otras tantas hermosas cosas. ¿Quieres saber en qué me ayudaba siempre?

El tiempo, ¡Sí! Era en eso en lo que más me ayudaba, en marcar el tiempo, ella tenía en su mano izquierda, en su lado favorito, en su blanca y delicada piel, un reloj de mano de oro magnifico, que reflejaba su hermosura por sus extensiones, donde el armis es fijo como sus enojos, la caja vigorosa para soportar cualquier malestar, y las manecillas siempre precisas como para todo para cuanto ella hacía, margen de error, ¡Cuál!

¿Qué hora es? Siempre son mis palabras por repetir con ella, nunca fue normal decirle “te amo”, “te quiero”, “te necesito”, no, era ¿Qué hora es?

Nunca me puso un pero, como con otras cosas, o mostró disgusto como con otras, siempre llevaba su mano a su bonito rostro, para poder acercar y precisar el posicionamiento de las manecillas, siempre cambiantes, ella siempre persistente me decía, “es la hora de amarme”, ya entenderás porque siempre son mis palabras por repetir.

Pero había un minúsculo problema casi imperceptible, cada que le preguntaba, solo yo veía como dentro de su ser, visto con mis “mágicos” ojos, observaba como poco a poco se le escapaba su tiempo.

¡Claro que quería amarla y como no iba a ser así con tremenda precisión de tiempo!

La quería reharto a esa condenada mujer, por su tiempo que convertía en: sus ocurrencias, sus expresiones, los momentos tan divertidos que pasábamos en la playa, los paseos interminables agarrados de la mano, donde descalzos nos dejábamos tocar por el agua del mar, donde dejamos que los pedazos de troncos nos picaran los pies haciéndonos caer pero de risa, donde dejábamos que la arena húmeda se metiera en nuestros deditos gorditos descalzos, donde dejamos que el Sol ardiente tostara nuestras pieles, donde dejábamos que la Luna fuera la testigo de cuanto nos amábamos, donde dejábamos que las rocas marinas se pigmentaran con nuestros secretos, donde dejamos que la noche nos ocultara de nuestras picardías, donde dejamos que el sonido del mar nos amodorrase descansado tu cabeza sobre mi hombro, donde dejábamos que las lágrimas llenaran más el mar, además para bañarnos de grandes esperanzas y sueños, despojándonos de los estúpidos problemas, de un estúpido mundo exterior donde no participábamos ni ella ni yo, solo en el nuestro, para empezar de nuevo cuantas veces hagan falta.

Construimos a base de esfuerzo y cansancio, de derrota y levantamiento, de tristeza y alegrías, de tener poco a tener mucho hasta para compartir, pero nuestro amor era egoísta, era solo de nosotros dos, y que me alegro tan tremendamente de que siempre fuese así, donde los frutos de nuestro amor eran para la saciedad amorosa de ella y de mí. Hasta que…

III

Saliendo de mi pequeña oficina en el centro del pueblito, que bonito y tranquilo que es, la gente de aquí es dueña primordial de los valores, todos se saludan, se despiden, se dan las gracias, piden las cosas por favor, y te tratan como aquel extranjero que después de tanto tiempo de partir, regresa a casa anhelando la calidez hogareña, calidez que se llega sentir como en propia casa de cualquier gente de aquí, aquí en este pueblito tan bonito y tranquilo.

Ya era tarde y no tardaba mucho en anochecer, aunque ya no la tengo a ella para saber la hora, se aproximar, no soy preciso como ella, siempre lo intente.

Cerrando la oficina, en el kiosco alaridos se escuchaban por montón, niñas y niños corriendo, jugando, gritando, cantando, haciendo berrinches, a algún que otro niño valiente de la vida regalando una flor a otra flor, vendedores de juguetes, paletas, nieves, chucherías, donde los niños iban a gustosos a gastar su “domingo” de 10 pesito o más, disponiéndose a disfrutar de los manjares infantiles acompañado de amigos, parejas de adolescente ocupando las bancas, refugiados de los escarchados rayos del Sol, se disponían a besarse, a prometerse, a amarse al modo de cómo se empieza, otros tantos sólos contemplando a los demás esperando olvidar todos sus agravios, esperando el mejor tiempo para continuar, para saber qué hora era.

Y después estaba yo que, pensativo, observaba y recordaba animosamente, con sentimiento infantil, que yo fui una vez ese niño que jugaba con amigos en las tardes hermosas de verano después de las jornadas de estudio cantando, leyendo, jugando, soñando, imaginando, donde el calor le hacía bien al cuerpo dándole vigor haciendo sentirse uno vivo, donde después de tanto jugar, a ir con el heladero para comprar una nieve de limón deliciosa y dulce, renovadora de energías.

Así mis años siguieron, y llegue a ser un adolescente para ocupar una banca junto con la que sería el amor de mi vida, mi vida entera simplemente, para refugiarnos de Sol, para que la sombra ocultara nuestro miedo y pena infantil a estas cosas, donde descubrí mi primer beso verdadero, donde paseábamos, donde te escribía cartas de enamorado, donde pensaba “A ver si algún día mis dedos tocan los tuyos… Quiero verte… Creemos ese mundo interior para nosotros, nosotros, tú y yo y nadie más, nosotros”. Pero no sé qué hora es…

IV

Leyendo y escribiéndote, logré enamorarte ¡Ay dichoso de mi por haberte encontrado! Seguimos juntos mucho tiempo, segundos millones, minutos millones, horas millones, días millones, semanas millones, meses millones, años eternos.

En una de esas hermosas tardes en que abandonábamos el estúpido mundo exterior, realizábamos el ya codiciado y planeado plan para poder adentrarnos a ese mundo interior, nuestro mundo interior, acabadas sus cosas por hacer, acabadas mis cosas por hacer, siempre responsables con los demás y entregados completamente sin papel a nuestro amor, nos reuníamos en el recorrido de amor, nos encontrábamos empezadas las tardes en el kiosco, para rememorar viejos tiempos, para comer en alguna fonda, esa de Doña Chepa, que siempre decía que hacíamos hermosa pareja, para comer un helado con el Sr. Jaime donde nos daba pilón por lo guapa que era ella, para ver a los niños tropezar y levantarse con decisión a seguir jugando, qué hubieran sido de nuestros muchos hijos botijones, platicar y burlarnos de vez en cuando, de que ella se enojara conmigo, de que me disculpara para contigo, e ir a la playa a nuestra banquita favorita para leerte un libro, o cuando mi imaginación me lo permitía un cuento mío, o una poesía a casi terminar, pero ¡Ay de mi cuando había una falta de ortografía!, te gustaba todo lo que yo escribía, quizás sea porque todo hablaba acerca de ella, acerca de nosotros…

“El mar tranquilo, mueve sus olas pasivo.

Pregunto entonces qué hora es, para responderme

El atardecer hermoso, todo lo vuelve tranquilo

Es la hora tan esperada de amarme”.

Longevo rato lo pasábamos, en esa banquita, a veces hasta frazada llevábamos por lo tarde que regresábamos a casa, el mar tan concordante sonaba, ella escuchándome atenta y yo viéndole a los ojos que se deslumbraban como el Sol mismo, qué más yo puedo pedirle a la vida si ya le tenía, estabas con tu cabeza cálida sobre mi hombro, ese día como todos los anteriores y como hubieran sido los posteriores, deseoso de saber qué hora era, me dispuse a preguntarte “¿Qué hora es?

Pero no hubo respuesta, y mis ojos vieron con tormentoso dolor que su tiempo le había ya dejado, su vida le ha dejado, y ella a mí también me ha abandonado.

Ya no sabría nunca más que hora es…

V

3 años de no saber jamás la hora que era, dolor profundo junto con soledad como mi nueva compañera, tan callada y tan inútil, amor mío te doy todo mi tiempo con tal de que regreses, eclipse total de mi mente, le enterraron en tu lugar favorito de la playa pero me es imposible ver su lápida, por eso desde hace 3 años que calculando inciertamente la hora, vengo todas las tardes a la banquita, a nuestra banquita a leer, a leerle al viento que me responde con escalofríos, a escribir, a escribirle al mar que me contesta en olas, a componer, a componerle poesía a mi vida que me replica con lagunas mentales, con recuerdos que no se pueden hacer realidad, con dolor que se siente, con añoranza que crece y crece y algún día habrá de explotar.

Pero hoy que yo estoy aquí escribiendo esto es porque en la banquita encontré su reloj, lo tomo con mucha añoranza y cuidado, se forma en mi garganta un nudo, a arder mi corazón empieza, y las lágrimas empiezan a brotar, lo tomo y me lo llevo al corazón roto y el sonido del mar, de las aves, del viento, de las olas se sincronizan con mi corazón, tomo mi tiempo para disfrutar tal magia que solo tú sabes hacer, me siento a leerte, a escribirte en la libreta enorme de mi cabeza, te recito un poema, que siento lo has escuchado por el calor infundido dentro de mí, ya es tarde.

Me siento exhausto, pero donde yo me encuentro es más que paz, es cálido, reconfortante, hermoso, es vivir bien, es el mar y sus tranquilizadoras olas, el tiempo corre medido por las manecillas de tu reloj, tarde hermosa en todos sus degradados colores; de azul a anaranjado, de amarillo a violeta, se vuelve noche.

El viento, el mar y la vida finalmente terminaron su mutismo y me preguntan ¿Qué hora es?

Y cansado, entrecerrando los ojos, te siento a mi lado, dejo reposar mi cálida cabeza sobre tu pecho, y a modo de tartamudeo dificultado por el cansancio, te pregunto

¿Qué hora es? Me respondes que “es la hora de amarme”.

Le respondo con mi último halito de vida, al viento que es la hora de amarla y que ya voy con ella, el viento entendió y me dejo siguiendo su paso, el mar entendió y siguió meciendo sus olas, mi vida entendió y me dejaron ir a donde estabas tú.

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Rasgos De Sangre

Capitulo 1
                Prueba de combate

Para el último examen antes de graduarse de la escuela militar de floweer, Ross y sus compañeros se sometieron a una última evaluación de poder.
El objetivo era subir a mando como agente especializado en alguna de las cuatro áreas especiales las cuales eran:
espionaje y combate cuerpo a cuerpo, inteligencia estratégica y combate especializado, medicina y pronta atención en el frente (con un curso básico de manejo de armamento y defensa) y comando de proximidad de elite (CDPE), siendo este último el más importante en batalla, pues acompañaban siempre a la infantería y reforzaban puntos estratégicos.
El encargado de darles sus puestos en sus respectivos grupos, seria el encargado de base y de la quinta región que comprendía desde el pueblo mas cercano llamado Cantfor, hasta la base de logística ubicada en el bosque a 30 kilómetros del pueblo.

– Felicidades por graduarse de la escuela militar de floweer, mi nombre es Chibiko, soy comandante general de brigada y estoy a cargo de esta región (la región 5).

Chibiko, era un miembro del CDPE cuyo rango le había sido otorgado después de acabar con un elemental rango 7 (siendo la escala del 0 al 10) el cuál, según la información que Ross había leído en la biblioteca de archivos militares, era elemental de fuego, y por su rango podía crear llamas a largas distancias y manipularles a voluntad. En otras palabras, Chibiko no era para nada débil y al ser el encargado de darles sus respectivos escuadrones, sería él en persona quien pusiera a prueba sus habilidades.
Chibiko era un morfólogo de rango 8, siendo su poder la neblina, era capas de crear neblina densa y obscura, la cual le específica a través de ondas la posición exacta del objetivo y además le permite viajar a voluntad dentro de la neblina, a una velocidad similar a la del sonido. Su aspecto físico también era muy imponente, media 1.70 m de altura, con un físico musculoso aunque no exagerado y una cicatriz de quemadura en el brazo izquierdo, que abarcaba desde su antebrazo hasta dos dedos después del codo. Su cabello era obscuro y sus facciones endurecidas por las crueldades vividas en la guerra.

– se formarán en equipos de 7 personas, procuren tener intereses similares entre si para la especialidad a la que desean entrar, los primeros serán los equipos que quieran ser médicos de atención pronta.
El examen para este grupo consiste en crear un ambiente parecido al campo de batalla real, yo y mis 5 ayudantes crearemos una batalla contra ustedes, serán atacados mientras intentan curar al maniquí de prueba.

Siguieron así durante las 4 horas restantes, hasta que llegaron con los cadetes postulados para el CDPE.

– Bueno, a continuación los equipos que desean ser parte del CDPE, para este exámen se realizará un simulacro de batalla real, serán ustedes 7 contra nosotros 6.

La prueba seria difícil pues entre esos 6 además de Chibiko se encontraban los sargentos Escot y Cooper, los cuales eran rango 5 y también el teniente Chop de rango 6, además la medico Sarat, cuyo rango no era muy alto ( rango 4), pero si lo suficiente para ser un riesgo, pero de entre todos el más peligroso después de Chibiko, era el teniente Butter, cuyo rango era 7 y cuyo poder era el aumento de velocidad y fuerza de un 2 a un 20 por ciento (multiplicando su fuerza en estos parámetros).
Ross se encontraba en el segundo grupo y aunque no supieron los resultados de las otras áreas, si se dieron cuenta de que el exámen para entrar al CDPE era bastante difícil, pues del primer equipo que entró, solo un miembro aprobó y para sorpresa de todos se trataba de la chica mas tímida y callada de la clase, Hasuka, quien aprobó con mucha dificultad, y ahora era turno de Ross y su equipo.
Dentro del equipo de Ross, se encontraban los siguientes poderes:

Ross: morfologo de rango 0 (al menos hasta que pase el examen) cuyo poder se basaba en el manejo del peso de su cuerpo, pudiendo volverse ligero o pesado según sea el caso.

Arturo: morfologo rango 0, cuyo poder era la Teletransportación, pudiendo transportarse en un rango de 200 metros a la redonda, Siendo estos los únicos morfologos natos del grupo.

Giannina: morfologa rango 0 especialista en combate cuerpo a cuerpo con unos reflejos extraordinarios y una fuerza física asombrosa aún sin poseer cualidad morfologa.

Rubent: morfologo categoría 0 con una habilidad de combate muy buena, experto en derribos y llaves, con una fuerza física asombrosa, capaz de asfixiar a una bestia de gran tamaño el solo, como lo había demostrado en el exámen de supervivencia de la academia cuándo con sus brazos asfixió a un lionner (bestia grande con fauses enormes y garras de 3 pulgadas).

Merist: morfologo rango 0, con unas cualidades como arquero bastante buenas, podía atravesar lo que fuera a 300 metros de distancia gracias a su cualidad morfologa, la cual era una excelente visión que se podía volver telescópica.

Gront: morfologo categoría 0 el mejor espadachín de todo el entrenamiento, usando una única espada y sin escudo logro vencer él sólo a dos de los soldados de rango 4 que les entrenaban en el campamento de preparación.

Draydur: morfologo categoría 0, cuyo nivel en combate fué el más bajo en el entrenamiento. Su especialidad era la estrategia en combate, no tenia singularidad morfologa y tampoco tenía gran fuerza, o destreza. Su estilo de pelea era simple, se especializada en el uso de cuchillos de combate sin escudos pero su estilo dejaba mucho que desear.

– Bu… Bueno, tenemos 10 minutos antes de que sea nuestro turno, – dijo Draydur titubeando. –  deberíamos planear algo.

– Estoy de acuerdo, no podemos combatir sin estrategia alguna. – agregó Rubent.

– ¿Que propones Draydur? – Comentó Giannina.

– En realidad solo sabemos las habilidades del enemigo aunque no sus estilos de pelea, pero con eso debería ser suficiente, propongo que hagamos una formación en «v» donde los dos mejores en manejo de armas estén al frente. Giannina y Gront, ustedes son muy buenos en combate cuerpo a cuerpo, le seguiremos detrás de ustedes Rubent y yo, y en la última linea de dos se quedaran los mejores del grupo, Ross y Arturo, serán ustedes, y en el centro el único atacante a distancia, Meris. La idea es que Meris cubra a Giannina y Gront, en cuanto vean movilidad del enemigo, Gront y Giannina cerraran la formación y de inmediato entraremos en combate, no intentemos separarnos, ellos tienen más experiencia y son más fuertes y hábiles, intentarán separar el grupo para atacarnos individualmente porque saben que tienen más posibilidad de esa forma así que estemos alerta y juntos para apoyarnos.

– Suena muy simple, seguro que no seremos aplastados en segundos si nos quedamos juntos?

– Entiendo que sea un plan básico, pero es lo mejor que podemos hacer.

– Estoy de acuerdo con Draydur, Arturo, es mejor que entrar sin plan alguno. – afirmo Ross.

– Y si el plan fracasa? – preguntó Meris.
– Entonces cada uno estaremos por nuestra cuenta.

Se abrieron las puertas que daban hacia el bosque, lugar donde sería el combate, esa era la señal de que era turno del segundo equipo. Tal como lo planearon, entraron los 7 en formación abierta con forma de «v» y de entre los enormes robles a parecieron Scot y Cooper, los cuales eran morfologos rango 5 sin cualidad morfologa, pero excelentes en combate abierto, y se aproximaron a atacar. Tal como Draydur lo había sugerido, Meris lanzó el primer ataque y se cerró la formación creando un círculo, y dejando cada lugar del perímetro completamente vigilado cuando de pronto, la habilidad de Chibiko se hizo presente y todo comenzó a llenarse de neblina obscura, y de entre la densa obscuridad una patada golpeo sobre el costado izquierdo a Meris dejándole inconsciente.

– Ahora es parejo, somos seis contra seis, ja ja ja ja. Se escucho la voz de Sarat entre la neblina.

– No rompan la formación. Gritó Ross.

De inmediato Arturo usó su habilidad para intentar meter al centro del círculo el cuerpo de Meris que seguía desmayado por el golpe, sin embargo Chop lo intercepto.

– Ni lo pienses, el ya está fuera, yo seré tu oponente.

Dijo mientras sonreía de forma arrogante.
Chop era un morfologo de rango 6 cuya habilidad era convertir cualquier cosa no viva que tocara en un arma, la cual podía manejar a voluntad aún sin sostenerla.
Tomó entonces un puñado de hojas secas del suelo del bosque y las transformó en navajas en forma de espiral, que utilizó para frenar el ataque de Arturo que se transportó justo del otro lado pensando en tomarle por sorpresa, pero la experiencia de Chom logró anticipar el movimiento y lanzó hacia Arturo las cuchillas, aunque al ser un simulacro las había creado con poco filo para no producir grandes daños, si logró hacer cortes en la piel de Arturo.
Los otros 5 miembro del equipo siguieron a la espera del próximo ataque y de pronto Butter hizo su movimiento y atacó de entre las sombras a Gront, pero este logró reaccionar a tiempo y frenó el ataque de la espada de Butter, aunque el éxito fue momentáneo cuando Butter usó su habilidad a un 4 %, Gront no pudo contener la enorme fuerza que creó al aumentar por cuatro el índice normal de fuerza física que poseía y es que considerando que Butter no era un enclenque ya sin el aumento de poder, Gront recibió un corte pequeño en su hombro ocasionado con la parte superior de la espada de Butter, quién con el aumento de fuerza había logrado doblegar la guardia de Gront.
Rubent se encontraba al mismo tiempo en un combate contra Scot, y aunque la fuerza física de Rubet era mayor no le igualaba a Scot en velocidad por lo cual fue derribado de dos cortes ligeros detrás de sus rodillas, y posteriormente un rodillazo en el rostro lo hizo perder el sentido.
Ross se encontraba ya en combate con Cooper, quien atacaba por todos lados a Ross y este apenas podía seguirle el paso gracias a su habilidad, volviendo su cuerpo ligero para aumentar la velocidad y pesado cuando fuera necesario para ser más fuerte en los golpes y más difícil de derribar.
Las armas que utilizaba Cooper eran dos guantes de hierro con cuchillas en donde debían estar los nudillos, y en las piernas usaba botas de combate hechas de metal con una punta al frente para crear daño al patear y golpear, Ross por su parte tenia el mismo armamento que todos usaban, una espada de unifilo y un cuchillo de combate y aunque en los entrenamientos solo usaba la espada, en esta ocasión se defendía como podía usando ambas armas aunque sin mucho éxito, pues la punta de las botas que usaba Cooper se clavó en el costado de la armadura de Ross.
Giannina tenía las cosas difíciles al enfrentar a la única chica del equipo de comandantes.
Sarat utilizaba unas botas de metal pesadas y una espada corta básica de combate, esta pelea era quizás la más pareja de todas sin embargo la neblina les hacia difícil ver los movimientos del enemigo, algo a lo que el equipo de Chibiko estaba muy acostumbrado y debido a eso Giannina terminó muy golpeada por las botas metálicas de Sarat.
Draydur corrió con la peor suerte al tener que enfrentar al propio Chibiko.
Chibiko utilizaba como armamento un par de cuchillas peculiares hechas con los colmillos de un lioner, las cuales clavó en los brazos de Draydur para posteriormente golpearlo con un cabezazo que lo llevó directo al suelo, pero cuando le iba a dar el golpe que lo dejaría fuera de combate, Chibiko se desvaneció, y segundos después Draydur notó que una flecha pasaba justo en el lugar donde se encontraba segundos antes Chibiko, y entonces lo tuvo claro; esa flecha era de Meris que había despertado y encontrado un objetivo entre la densa neblina. Draydur corrió de inmediato solo para encontrar a un Meris golpeado y herido que apenas y podía moverse, y de inmediato intentó cortar a Chibiko, pero la velocidad de Chibiko en su neblina era bastante y al sentir las ondas del movimiento se anticipó al ataque de Draydur y justo en ese momento apareció un Arturo bastante golpeado pero con fuerza suficiente para combatir.

– ¡Hagamos un cambio Draydur!

Grito Arturo mientras frenaba el ataque de Chibiko. Draydur dio vuelta y notó que entre la neblina obscura se movía alguien, no tardó en darse cuenta de que era Chop así que esta vez utilizando la neblina a su favor blandió su espada y atacó a Chop. Justo en ese momento sintió un leve golpe en su brazo derecho, se trataba de Arturo que contenía el veloz movimiento de Chibiko que al percatarse del ataque de Draydur había corrido a través de la neblina aunque sin éxito pues Arturo se transportó justo hasta el lugar para evitar su ataque hacia Draydur, y quizás de no haber sido por Scot quien frenó a tiempo la espada de Draydur con su sable, esté hubiera cortado el cuello de Chop.

En ese momento la neblina se comenzó a desvanecer, dejando ver un panorama con solo 5 de los 7 soldados que entraron para presentar el exámen aún en pié y dejando ver la terrible escena del casi mortal ataque sobre Chop.

– El exámen termina aquí. Todos a excepción de los dos que se encuentran fuera de combate (Meris y Rubent) quedan oficialmente ascendidos a sargentos y miembros del CDPE como morfologos nivel 4, los otros dos después de mostrar sus habilidades serán cabos de artillería y morfologos nivel 2. – Dijo Chibiko, dando por terminada la práctica de combate del segundo equipo.
Llevaron a Meris y Rubent a la enfermería y los resultados clínicos de ambos eran la nariz rota en el caso de Rubent y dos costillas fracturadas por la fuerte patada de las botas de sarat en el caso de Meris.
Ross había tenido suerte, la flecha que usaba en ese momento Cooper, no tenía el suficiente filo para atravesar su cuerpo por lo que todo quedó en un ligero corte y un hueco en la armadura.

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Mi Vida.

Hola, mi nombre es Samantha,pero podéis llamarme Sammy, tengo 16 años, y bueno soy de una ciudad muy conocida, pero que para mi no lo es tanto, y os preguntaréis ¿Por qué? Muy simple por temas de trabajo tuve que mudarme, obligada por mis padres obviamente, por que una chica de 16 años en plena adolescencia, lo que menos quiere es irse lejos de sus amigos. Pero quizás esto sirva para darme cuenta de quien de verdad importa, y sobre todo a quien le importo. Obviamente, no voy a  basar esta primera entrada a como me siento por tenerme que ir tan lejos, que va, simplemente os contaré como me siento, quien soy y a donde quiero llegar. Espero no aburriros mucho.

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