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Envilecimiento Desmesurado

ENVILECIMIENTO DESMESURADO

Azulada sombra asombra al temor vano,
porque al aire arranca su misterio,
que de tenebrosa tinta la luz sale,
del esplendor conservando las huellas.
¡Entre las plantas que duelen al cielo!.

Lento el suspiro, las ventanas adoran,
donde la eternidad palpita y se agiganta,
en el ángulo del silicato doble.
¡Tan lindo espejo en su ardor!.
¡Por el llanto que consterna a un búho!.

Las aves de la huerta se fatigan.
¡Ya no cabe más blancura!. Ni hay huevos.
El corazón desayuna el olvido. Y calla.
Con la manzana del gusano bendita.
¡Y los manantiales se quejan solos!.

Amarga es la limosna de sonrisas,
por las humanas carrozas del estiércol.
Se difunde grata y se desata. ¡Hábil!.
Y ningún desenfreno es igual a otro.
¡El sordo golpe camina de espaldas!.

Los retos solo lanzan los retratos,
donde el foso se agiganta jugando,
en la noche de férreas lámparas,
al venturoso vuelo del martirio.
¡La piedad y la injusticia vomitan juntas!.

El suelo malhumorado mal muere,
reclamando la imprudencia al agua,
con la voz del vegetal desgreñado.
¡Un cordero se afana!. Y ríe un pescado.
Las velas ofrendan al barco. En la arena.

El sueño duerme sin sombrero. En la luna.
Un breve instante corre. De cabeza.
Y la luz herida olvidó la sombra,
el himno encarnado en la tristeza.
¡En una legión de nudos ágiles!.

La bruma abruma el pecho abierto,
y la cuchara devora el hambre. ¡Injusta!.
Por el rostro melancólico del Tic-Tac.
¡Las piedras preciosas no son dulces!.
Y las ausencias buscan donde instalarse.

Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Del texto y de la imagen.

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Autenticidad Homogénea

AUTENTICIDAD HOMOGÉNEA

Al sol, que para todos amanece,
hasta el menguado que todo lo cercena,
inundando de luz toda la esfera,
me parece un lívido presagio de tormento.
¡Beldad desterrada del Paraíso!.

A su vez, muerta, la pasión que mata,
y el corazón una prisión es para el sueño,
donde el amor enriquece al más pobre,
del sol la luz me pareciera triste,
y en la lengua un gusto a sangre queda.

Al terminar mi sueño sobre mi frente,
selva sonora del panteísmo es opulenta,
y besa con las pupilas serena la corriente.
En tanto, alma y cuerpo son anhelo, uno solo.
¡Cuando pasan los líquenes las rondas ondulando!.

Buscaba mi alma al despertar la aurora.
Sin embargo, fue siempre caminos de ruido,
en la libre religión de las ideas mieles.
Mudos de espanto escuchan. ¡Cuando ausente estoy!.
Entre el bravo oleaje mar de almohada.

Del gigante corazón su vuelo brilla,
caminando de costado,
con las pestañas de sal de ajo,
y el huracán descansa. ¡Me hace dudarlo!.
En el cáliz de la muerte cotidiano.

De hierro unas lágrimas se asoman,
quitándole barcos a una vela,
con las plumas de langosta,
y la venganza de lengua inquieta.
¡Ya disfrutarán su muerte!.

La madera hiere al fuego se secas hojas.
¡Aunque la música sangre!.
Y eternamente mire cara a cara,
preguntando al hielo de fracasos,
donde sabe todo la tierra del cristal.

De este tiempo las espinas felices,
publican los racimos de los días,
en la morada crepitante.
¡Del membrillo fresco en la mesa!.
Y la noche me dice: ¡Que sólo estoy!.

Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Del texto y de la imagen.

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Hablando Duro Dormido…(Surrealista)

HABLANDO DURO DORMIDO
(( Texto Surrealista ))

Corrió tan extraño que pensé despertar tan rápido
como fuera posible. Ese sueño se escondió en el
corazón del tiempo azul bajo la almohada dormida.
El suelo está trepando con el temor labriego del
gusano, y un desnudo recuerdo, inmortal en el aire
asfixiado por las trompetas de las piedras piadosas,
que destejen la obscuridad bajo el agua perseguida
por las débiles pestañas… ¡ Duro hablando !.
Pues el mástil brotaba explosivo, las cataratas tejían
metálicos anhelos, y los pantanos lloraban entre sus
jaulas de espuma, dejando gotear a las campanas del
embrujo huesudo….
Lívida la vida y espléndida la tumba.

¡ No, no despertaré al inclemente hueco felíz !.
Bien lo sabe cualquier éter en la fruta desmayada,
tanto como por las charcas del ámbar temblorosas,
y entre los milagros ancianos con la envoltura urgente
y la raíz por guarida… ¡ Es tan difícil imitarse sin estar
desesperando a las auroras del cereal desayunado !.
Ninguna fórmula seca saca al saco que aprieta, ni al
cemento en un invierno de terciopelo deteriorado por
el fuego, que inmisericorde se jacta del siniestro bosque
estrangulado por la más mínima pesadilla que adormece
inmóvil al almendro sobre la alfombra de las nebulosas.

Pensándolo bien, el color del perfume es tan oportuno
por el vidrio, y el rencor de la mañana olvidada, que al
reloj nada le importa, que aspira tenaz el aliento de los
fantasmas, y habla con las letras de palabras que ligeras
desconoce, de la angustia que llueve seca entre la pasión
presa de una retina agotada por el siglo perdida.

Pero, al igual que algunas plantas, ciertos sillones son
incapaces de producir sus propias ideas, y depositarlas
en el intestino del destino por dónde el rocío cuelga la
voz extendida en cien hectáreas… Además, la forma es
vigorosa y tiene la esencia de roedor acosado entre
candados de bolsillo con plumas de gallina, y la figura
de un osito. Y precisamente, a ésto me refería, en cuanto
al uso de la energía después de un año, y que la tradición
estipula hasta la cumbre que deslumbra a las reliquias
del agua, incluídas la oficina organizada por el escritorio
del menosprecio de las tejas verdes, y el mandamiento
adinerado, súbdito letal del valle de las sombras, y del
césped poco apetecible que emigra errático en las hojas
y en las protuberancias del tizón que se adueña duro
de los alfileres de las náuticas empresas veterano.

Si bien, algunos colchones lo creen fácil, hablando duro.
Y más, con la naturaleza audaz del amplio equipamiento
y el lujo de una desesperanza poderosa al mostrar rasgos
rudimentarios de pelambre, tal vez a manera de aislante,
sobre todo para mantenerse y nutrirse al dormirse.

No obstante, los escarabajos difieren de los intereses de
los gusanos nemátodos, y las hormigas en los túneles
insidiosos después de consumidos. Pero, hablando claro,
e ignorando lo anterior, la tormenta estaba casi en una
silla en bancarrota, y al despertar exige la excavación
oxidada del arroz jubilado, dónde el divide y vencerás
dá paso a una nueva era de laberintos comunes que dan
a su vez rienda suelta a todo lo que no está claro en la
córnea con su limbo implantado, sobre todo para probar
los límites del embrión por docenas.

Hablando duro, bien sé que ésto no será la clave, a pesar
de la estela conmemorativa erigida gracias a la compasión
del telón de fondo, ni al episodio del mosaico libre de las
tortugas, dónde el guía gravita en la tortura de los tibios
sudores que se opacan y se entristecen con buen apetito.
Recuerda, me dicen : Hay que tener al perdón como amigo
y esclavo, como el veneno letal lanzado al abismo del olvido.

Ya sólo los cerros cuentan la historia de las cuevas, ofendidas,
ennumerando los más importantes desempleos de los platos
que comulgan con los astros, resignados, valerosos y sumisos.

Finalmente, y como no es posible dar marcha atrás, la vela
salió por la penumbra, optó por soltar su luz, y enmudeció
blandamente despierta…

Autor : Joel Fortunato Reyes Pérez.
Tanto del texto como de la imagen.

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