Archivo de la etiqueta: ventanas

Apodíctica Merma

APODÍCTICA MERMA

En el teclado un espejo se ha peinado,
las pupilas fugitivas en un silbido,
tan oval como cautivos los cristales,
su recompensa recibido habrán, dicen.

Porque en vano el aire sembró lo mismo,
con la brisa de la noche en una mano,
de las flores sosegadas sin atavío,
solas, recatadas, en la cúpula del frío.

No preguntes… Solo he visto poco,
y de ello, los últimos huecos del aire,
dicen vestir al silencio hecho ojos,
y con alfileres devorar las noches.

Ahí, las mariposas están furiosas,
aunque ningún volcán se ha descuidado,
ni aún la penumbra, se angustia,
tanto como las ventanas han creído.

Más allá, las cuevas se arrodillan,
se destruyen los números del río,
los rumores cubren los ascensores,
y las avispas imitan los caimanes.

Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez

Del texto y la imagen

Si te gustó, ¡compártelo!

Lector Libre

Era un libro que miraba
por sus letras y sus hojas
las retinas inocentes al cerrar
las puertas al buscar la ventana
la belleza sin entenderla ni extenderla
ni del texto con la fatiga inmóvil
en taciturna confrontación abierta
entre la cadena lectora esclava
y la libertad creadora de la oruga
y la extravagancia indefinible
de los cuadros cazadores de unicornios
unimembres uniformes usufructos…


Lee
Libre
Lector
Libros
Lento
Lienzo
Letrero
Ligero
Levantando
Límites
Legendarios
Litorales

Era la lectura encadenada
por los últimos escalofríos y sonrojos
del verano parroquiano veterano
del mensaje refrenado meridiano
de caprichos adheridos al renglón
al muro al candado al grillete
del prejuicio de la métrica melosa
de la rima voluptuosa y los espacios
pegajosos del amor y la desdicha
de confesiones gratuitas y secretas
¡ pasiones del fósforo mojado !
en la estabilidad de la imaginación encarcelada…

¡ Lector libre, lector libre… Lee y escribe cuando puedas !

Autor : Joel Fortunato Reyes Pérez

Si te gustó, ¡compártelo!

Impertérrito Rebenque

IMPERTÉRRITO REBENQUE

De la locura el cruel vértigo hace orugas,
que desgajan al marfil cada blancura.
¡Y al otoño en vano secan!. Ahogadas.
En las penas perdidas encendidas. Hoy.
En la espantosa grandeza del indiferente.

Ven, y morirás conmigo alegre. En un canto.
Bajo las ruinas de un bostezo. Estéril.
Con el audaz frontispicio en el zapato,
en el cuerpo claro de una cadena rota.
¡Vayan las extrañas cañas al lucero esquivo!.

¡Ya la eternidad necesita un descanso!.
Y los dátiles las praderas marinas,
y la leche flores calientes ligera.
Con la espiga de fortuna ingrata,
en la brasa del azúcar por el suelo.

Las copas al aguardiente calman. ¡Sapos!.
¡Y todas las ventanas miren madrugadas!.
¡Y el dolor nevado cultive volcanes!.
Con las heridas pupilas del durazno,
en las puertas donde mueren primaveras.

Por el barro sin consuelo del pantano,
las piedras con las palomas hablan,
a los topos de la vieja encina.
Y agazapado un deseo las manos mueve.
¡No soy callado!. ¡Soy mudo y nada mudo!.

El azul de las abejas es rojo a una hormiga.
¡Y sin saberlo la tristeza escapa!.
¡Toma, el cielo es de oro y usa botas!.
Porque la ventisca es fresa grande,
del infinito donde los sueños viven.

¡Elévate, levántate!. Mira el pequeño muro.
¡Más grande es el hombre en su bajeza!.
Ya nada puede despreciar de la injusticia.
Es dueño de la impureza y la ama.
¡Sólo se arrepiente y hay perdón automático!.

El recuerdo nítido de la consciencia es neblina,
brillante, el portal del éxito arrogante.
¡Estoy muriendo sin sed!. Bello oasis.
Las paredes felicitan al escarabajo.
¡Y las estrellas expulsan cualquier culpa!.

Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Del texto de la imagen.

Si te gustó, ¡compártelo!

Envilecimiento Desmesurado

ENVILECIMIENTO DESMESURADO

Azulada sombra asombra al temor vano,
porque al aire arranca su misterio,
que de tenebrosa tinta la luz sale,
del esplendor conservando las huellas.
¡Entre las plantas que duelen al cielo!.

Lento el suspiro, las ventanas adoran,
donde la eternidad palpita y se agiganta,
en el ángulo del silicato doble.
¡Tan lindo espejo en su ardor!.
¡Por el llanto que consterna a un búho!.

Las aves de la huerta se fatigan.
¡Ya no cabe más blancura!. Ni hay huevos.
El corazón desayuna el olvido. Y calla.
Con la manzana del gusano bendita.
¡Y los manantiales se quejan solos!.

Amarga es la limosna de sonrisas,
por las humanas carrozas del estiércol.
Se difunde grata y se desata. ¡Hábil!.
Y ningún desenfreno es igual a otro.
¡El sordo golpe camina de espaldas!.

Los retos solo lanzan los retratos,
donde el foso se agiganta jugando,
en la noche de férreas lámparas,
al venturoso vuelo del martirio.
¡La piedad y la injusticia vomitan juntas!.

El suelo malhumorado mal muere,
reclamando la imprudencia al agua,
con la voz del vegetal desgreñado.
¡Un cordero se afana!. Y ríe un pescado.
Las velas ofrendan al barco. En la arena.

El sueño duerme sin sombrero. En la luna.
Un breve instante corre. De cabeza.
Y la luz herida olvidó la sombra,
el himno encarnado en la tristeza.
¡En una legión de nudos ágiles!.

La bruma abruma el pecho abierto,
y la cuchara devora el hambre. ¡Injusta!.
Por el rostro melancólico del Tic-Tac.
¡Las piedras preciosas no son dulces!.
Y las ausencias buscan donde instalarse.

Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Del texto y de la imagen.

Si te gustó, ¡compártelo!

Perífrasis Balsamero

PERÍFRASIS BALSAMERO

Cercano el verano acecha escondido
entre la ventana del triste gato pardo
el prado lava el arroyo, la camisa,
entre la puerta del alegre camaleón,
y la cama descalabra el cepillo
y el polvo enmudece al anillo
y la luz anuncia el túnel
y el reloj teje al tiempo…

Clavos
Horrorizados
Por las rocas
Bañando
Al decoro
Turbado
Tinto en gotas carnales
Tierno en aguas rotas

En las rodillas de una campana gris
el sufrimiento pinta una esperanza tenso
el arco anuncia blando una espina baja
de una nube cómplice y una tarde lenta
de una luna ligera y una brisa seca
la humedad del saco del viento
la soledad del libro del silencio
en los muslos de una madrugada tierna…

Las letras
Clavan
Sus pupilas
Clementes
Acariciando
Las tinieblas
Ufanas ínsulas
Ínfula ínclita

Incesante y trémulo el terciopelo
insiste huyendo del áspero sollozo
con tres piedras entre los dedos
y dos panteones vagabundos piensan
con seis lápidas nuevas respirando
y cuatro cuartos cuentan sombras
con cinco silencios de atraso solos
¡Aromáticos, y periféricos, y patéticos!

¡Oh, presuroso circunloquio enmielado!

Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
(Del texto y de la imagen)

Si te gustó, ¡compártelo!