Nuevo Hábito

Nuevo hábito

Golpea la mesa de la computadora con fuerza, pues la ansiedad está llenando su piel. Sudores y temblores lo sofocan; su corazón agitado pareciera salirse de su pecho. La respiración entrecortada anuncia descontrol.

¡No puede esperar más!

Cada día se hace más difícil, más intenso…

Decide no esperar todo ese tiempo por el envío, tendrá que ir personalmente.

Camina en círculo frente a la tienda, las personas lo observan extrañados con su comportamiento, por lo que él se detiene, lo menos que necesita es llamar la atención.

Aprieta su cabello, la ansiedad llenando su sangre.

Suspira…

Nadie tiene que saberlo. Sería una compra normal y no se tienen que enterar. Muerde su labio inferior, se saborea al imaginarse la textura, el olor a nuevo…

Las manos le tiemblan…

Decide entrar de una buena vez, observa todo a su alrededor y su corazón salta de la alegría. Temblores y escalofríos lo recorren, los latidos en su pecho son vehementes y su boca emana más saliva de lo normal. ¡Tiene tantas ganas de hacerlo allí! Retira su mano de esa zona, pues hay gente a su alrededor y no quiere ser mal visto.

Él camina cabizbajo, oculta su rostro con miedo y vergüenza, se siente juzgado y fuera de lugar; solo quiere salir de allí y llegar a la soledad de su apartamento para liberar su deseo.

Casi salta del susto al chocar con alguien. Ella se disculpa y le sonríe. Él se queda helado, el mutismo en sus labios, la confusión amenazando su cordura. Los latidos de su corazón aumentan, sus mejillas se tornan rojas y su estómago se encoge por aquella extraña emoción.

Esa sensación es nueva, peligrosa, excitante, arriesgada… Observa lo que ha escogido y se lo imagina en aquel cuerpo voluptuoso, tan bien proporcionado, como si un experto lo hubiese esculpido; no cabe duda de que llenaría la lencería en sus manos y casi se le salen las babas al cerrar los ojos y verlo en su imaginación.

—Hola —la chica le sonríe con amabilidad y cortesía. Empatiza con aquel chico tímido, que se ve tan frágil, tan dócil, tan inocente e inseguro.

—H-hola —él tartamudea, mientras peina su negro cabello con los dedos. Ella extiende su mano, pero él duda por unos segundos, con ambivalencia decide estrechar su esponjosa palma; el goce es inexplicable, al parecer, había descubierto una nueva sensación, más exquisita que las anteriores.

Ella parlotea sin parar y sus ojos brillan cuando él le dice que le compra la ropa interior a su hermana. Caminan fuera de la tienda femenina con sus bolsas en manos, ella riendo y él observándola. Solo se la podía imaginar con aquella lencería rosa.

Un helado, risas provenientes de ella, sonrisa en los labios de él. El almuerzo sería en su departamento, pues él se ve un chico inofensivo.

La comida estuvo exquisita y ella bebe mucho vino, tanto, que ya no tiene voluntad propia.

Él se lame los labios, es su momento…

La ropa de la chica cae al suelo, ella no puede luchar, las fuerzas la abandonaron. La lencería rosa se le ve bien, lame sus labios y se sienta frente a ella porque le encanta la vista, se acerca…

Acaricia la lencería sobre su piel, huele todas las zonas que estas cubren, la chica ríe ajena de lo que sucede, y él empieza a tocarse. Sonidos de excitación salen de su boca, su respiración es errática y su corazón acelera sus latidos, es una nueva sensación, más exquisita que la anterior…

El efecto del alcohol pasa y la chica se despierta espantada. Él la observa desde la silla donde está sentado, ella se inmuta, está aterrada. ¿Por qué yace en aquella cama con la lencería que él compró puesta? ¿Por qué su cabeza duele como el demonio?

Él la observa con frialdad, se siente asqueado y ya no la quiere ver respirar. No le es útil, necesita deshacerse de ella.

Se acerca, ella tiembla, pues no le gusta esa mirada. Pero ¿qué podría pasar? Él es un chico frágil, tímido e inseguro, no se ve peligroso.

Sus piernas se mueven erráticas, su cuerpo está luchando, su respiración se apaga…

Él da una última mirada al callejón y se aleja, los recuerdos de su nueva travesura llenándolo, una sonrisa retorcida da la bienvenida a un nuevo hábito, y a la investigación de varias muertes por asfixia de chicas que compran lencerías y se van con un extraño a su departamento.

Fin

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