Una Pequeña Historia Del Fin Del Mundo.

El último día de la Tierra


Era un día como cualquier otro, estaba descansando  pues ya me havía sonado el despertador pero me quería quedar un poco más en la cama, porque no tenía que ir a ningún sitio y estaba cansada.

Volví a cerrar los ojos y no se que me pasó de pronto estaba en el espacio mirando las estrellas, no se como lo hice pero estaba allí, en una tierra que no sabía dónde era.

Mientras me acercaba me di cuenta de que era nuestra tierra, pero parecía diferente.

El verde de los árboles no estaba, el azul y verde de los mares tampoco los veía, al acercarme a ella, todo era marrón tierra, parecía seca sin vida, pensé que no era  mi amada tierra, pero cuanto más me acercaba más me daba cuenta de que si lo era,  aunque no era como la deje hace unos momentos.

Cuando llegué todo estaba completamente seco, de los humanos no se sabía nada, animales no quedan, solo vi muchos esqueletos de humanos y animales parecía que havían muerto hace  mucho tiempo.

Busque el agua, el mar o algún río pero solo quedaba su impronta en la tierra seca como si hubieran desaparecido hace mucho tiempo, y muchos esqueleto de seres marinos.

De pronto sentí que eran las  últimas horas de nuestra querida tierra.

El anochecer llegaba el frío era insostenible para la vida tuve que salir del planeta para estar un poco más caliente. Hacia más frío en el planeta que en espacio.

Pasado unas horas volví a  bajar a la tierra y vi el amanecer  sentí que era el último amanecer de nuestra preciosa tierra ahora reseca no sé por qué.

Estuve dando vueltas por todos los sitios, los edificios estaban derruido,  todo avía desaparecido, no quedaba nada de nada.

Y la noche empezó y llegarba  la última noche de nuestra hermosa tierra.

Cuando el sol termino de descender en el orizonte y la oscuridad se espandia por todo los lugares, mientras miraba las estrellas sentí que algo tiraba de mi hacia fuera del planeta y cuando estaba muy lejos de él, vi como éste estalló expulsando la materia que tenía dentro a millones de quilómetros.

El estallido no tenía sonido, pero el espectáculo fue muy bonito, aunque fuera nuestra tierra.

La tristeza invadió mi pensamiento, mis lágrimas de mis ojos y quedan congeladas en el espacio, todo era destrucción y tristeza pero a la vez alegría porque se formaba otra construcción en en lugar de nuestra vida láctea.

Mi cuerpo empezó a ir para a tras y de buenas a primeras estaba de nuevo en nuestra tierra pero ahora sí veía las luces de las ciudades, el color de los mare y océano, y los bosques.

Mientras me acercaba a ella me dije «ojalá que quede muchos millones de años para que pase lo que e vivido está mañana, como sigamos así el coronavirus no nos matará, nos masaremos sólo con nuestra propia estimación. Y por deshacía  nuestro planeta también morirá.»

Cuando llegué a mi cuerpo la tristeza me invadía, las lágrimas salían de mis ojos cuando desperté, todo parecía más bonito pero con un alo de tristeza.

Han pasado una semana y la tristeza no a salido de mi corazón, sigo llorando por nuestra madre Tierra, que vamos matando poco a poco.

Espero que la vida humana no vea lo que yo e visto, porque os aseguro que no ay salvación.

No sé cómo nos estinquiremos pero si sé que nuestro hermoso  planta dejará de selo incluso que dejara de ser un planeta porque estallara en millones y millones de trozos.

Historia de Yolanda Sanz.

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