Es fácil.
Es una mentira (no tan grande como ser actor).
Está bueno.
Pero hay bocha de cosas que le ganan.
Contra un picadito, pierde;
contra una picada con cerveza, pierde;
Es fácil.
Es una mentira (no tan grande como ser actor).
Está bueno.
Pero hay bocha de cosas que le ganan.
Contra un picadito, pierde;
contra una picada con cerveza, pierde;
Ricky estaba tirado en la cama.
Miró al techo con un solo ojo mientras escuchaba los solos del vecino. No era malo, pero tampoco tan bueno como para que no le rompiera las pelotas…
Se reincorporó de a poco. Su cuarto estaba en penumbras, igual que como se sentía. Le dio un poco de pena verse en una escena de película de depresivos. Había dormido poco, no por el músico sino porque hacía rato que no dormía bien. Agarró la armónica, se desperezó, y nunca llegó a llevársela a los labios.
El tipo la había pegado con su banda en los comienzos del rock argentino en los sesenta. Todos creyeron que murió en esa época y así lo olvidaron más fácilmente. Cada tanto aparecía por el bar de Ricky, tomaba algunos tragos (y más también) y terminaba gritando contra la banda que estuviera dando el show. Varias veces lo molieron a palos, algunas Ricky lo dejó escapar por la puerta de atrás.
La verdad del mundo es una trompada. El mundo no es blandito ni rosa, es vertiginoso y sangra.
El verdadero amor es violento, la verdadera violencia es sin golpes, los golpes son mentira y el amor trata de explicar la verdad del mundo.
La verdad del mundo es un grupo de ordenadas hormigas y el árbol que me mira mientras el viento le baila las hojas. La verdad del mundo no es un diálogo de cotorras.
La verdad del mundo es interrumpida por personas que se creen que tienen luz.
La verdad del mundo es, sin dudas, mis hijos gritando cuando juegan. La otra verdad del mundo, de la que debo protegerlos, es la hipocresía (cara y barata).
La verdad del mundo también es la muerte y es una verdad de mierda. Las enfermedades son mentira. La cagada es que también las mentiras son la verdad del mundo.
La verdad del mundo son y no son las quejas, pero seguro que sí son las alegrías.
La verdad del mundo es penetrarla y gozar. Fingir es verdad también.