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Confesión Suplicante

CONFESIÓN SUPLICANTE

Mírame miseria de las hojas secas
que vive de las nubes y se llena de ilusiones
cuando arremete la cara un mal
muriendo en el alma la materia
¡ Combinación que pasma !
¡ Dualismo que contrasta !.

Por el polvo de la abatida frente
y el tiempo sin vasallos muerde
aquel vendaval que azota
tantas rosas amarillas, negras y verdes
horrorizadas en un luctuoso manto.

Sí, sí… ¡ No me dejaron ser !
y sin inquirir me derramaron
murmurando balbuciente
enarenado me incendiaron
en el bosque apacible solo
sembrando flores
recogiendo cardos
plácidos pétalos y agujas.

Como una buena perla pierde
Como un rayo dispuesto a ser clavel
Como un libro de honor precipitado.

Porque tiene el hueso hogueras
corren y cantan… ¡ No hagas caso !
vamos a ver la nieve riendo
al saber del anzuelo
sus secretos.

¡ Descúbrelos míralos !

Ellos deben al deber su deuda
evitando al beber embeberse
como el tren serené y esperé
entre teje, entre desteje…

Nadie hay que sepa todo
con el rostro de la verdad
entre la piel y el hueso
Estúdiatelo
Apréndetelo
Y
Presto
Avísamelo volando suave.

Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez.
(Tanto del texto como de la imagen)

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Que Triste Está Mi Alma Cuando Llora

¡Qué triste está mi alma cuando llora!
Que hermosa es la luz de la aurora,
lo mejor de la mujer es el arte,
lo peor del hombre es tener suerte en la muerte.

Tan grande es la melancolía,
que tiene mi alma dolía,
pronto se acabara el día,
pronto se acabara la vida.

Para que reír
si vamos a sufrir
para que existir
si vamos a morir.

Estas cosas son inefables,
muchas veces incomprensibles,
al no ser visibles,
pero si palpables,
es impresionante el escozor,
cuando la muerte infunde terror,
Adán y Evan son los culpables de éste error.

Que triste está mi alma cuando llora,
¿por que la muerte es tan extraña?
¿Por qué nos acompaña?
No me da la gana
ni hoy ni mañana
de escuchar las campanas
no es porque no quiero sino qué
se me quitaron las ganas.

La muerte en este instante,
creo que está buscando su difunto,
ojala que no sea yo,
el qué se va de este mundo.

No quiero saber nada de la muerte,
quiero ser fuerte,
pero cuando pienso en ella,
se desaparecen mis huellas.

Que triste está mi alma cuando llora,
que hermosa es la luz de la aurora,
tan grande es la melancolía,
que tiene a mi alma dolía.

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Que Triste Está Mi Alma Cuando Llora

¡Qué triste está mi alma cuando llora!
Que hermosa es la luz de la aurora,
lo mejor de la mujer es el arte,
lo peor del hombre es tener suerte en la muerte.

Tan grande es la melancolía,
que tiene mi alma dolía,
pronto se acabara el día,
pronto se acabara la vida.

Para que reír
si vamos a sufrir
para que existir
si vamos a morir.

Estas cosas son inefables,
muchas veces incomprensibles,
al no ser visibles,
pero si palpables,
es impresionante el escozor,
cuando la muerte infunde terror,
Adán y Evan son los culpables de éste error.

Que triste está mi alma cuando llora,
¿por que la muerte es tan extraña?
¿Por qué nos acompaña?
No me da la gana
ni hoy ni mañana
de escuchar las campanas
no es porque no quiero sino qué
se me quitaron las ganas.

La muerte en este instante,
creo que está buscando su difunto,
ojala que no sea yo,
el qué se va de este mundo.

No quiero saber nada de la muerte,
quiero ser fuerte,
pero cuando pienso en ella,
se desaparecen mis huellas.

Que triste está mi alma cuando llora,
que hermosa es la luz de la aurora,
tan grande es la melancolía,
que tiene a mi alma dolía.

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