Quiméricos Ademanes… (Experimental Neosurrealista)

QUIMÉRICOS ADEMANES
(Experimental Neosurrealista)

Muchos charcos humean, liras de dulzura, con vapores de sangre
que cubren de negro y rojo al bañar flores, en el acompañamiento lejano,
pues no estoy capacitado para toda la partitura.
Sólo golpearé
con un puño piadoso a la ventana dura, donde un cuervo se pierde
en las rígidas puertas, y en el pardo campo sin batalla.

Y se hincha, blanquecino y ni hace falta rezar
y bajar la cabeza al desamor, herido, y rápido,
pues la pereza ya no daña… Ni siquiera el vientre de caballos
muertos, sus patas extendidas, en el último amanecer de los labios de la suerte.

Lejos la arrastra el río, con desesperación, mientras se hunde
en luctuosos puertos invernales, la campana cubierta de tristeza.
Tiempo abajo, de la bala líquida que veo bajo el pantalón
y la camisa de una culebrilla.
Su pecho es inocente , sin pagar ninguna sonrisa, como un niño,
y su cadena sin cadera,
es el tibio camino,
eclipsado que conduce
al jardín de todos los prismas de placeres.

Me tiñe con el arte, crucificado en vano
por la flor que se extiende,
por mi árbol de otoño sin ojal.
Por entre eternidades, con laurel en mano,
cuyo horizonte es voz doliente, que humea como fuego.

Arrastrándose por el terciopelo, rumoroso, membrudo, coposo de la noche…
Olvida que hubo la vida, en la sed del caminante,
en la nada incomprensible, donde llega a sufrir calor,
de olvidos de tinieblas, de sudar, en una ingenua contracción,
sentir la piel quemada,
desperezarse lentamente,
pese a que yo tenía unos cien años más,
de jardín sin armonía que otros pasajeros,
del puente y las gargantas secas
pese a que eran obvios la plata grata, y al rato en una catarata dar la vuelta,
con la indolencia de la satisfacción.

Que la vida habrá, de terso pasto, olvida…
Se arrastran en sus inflexibles momentos,
angélicos desde los campos melancólicos de las cavernas,
sin las tinieblas nocturnas…

Cuando se emborrachan con aire y se juran amistad,
conversan con la brisa mezquina y cínica,
y despiadadamente un león se siente ya conejo en su congoja.

Y aunque la vida siga
de un cuerpo desterrada,
en la calma insomne de tarde blanda,
y aunque de esmeralda la espalda,
extraviada en mitad de la feria,
me mira sin piedad de cielo salvaje,
y te marchas,
cargada de maletas, sin pañales, sin tu mar más querido,
ni señas ni remite de ambición ni maldad.

El instante quedó,
en su puro albor pálido,
en la vigilia del espejo
como sombra del tiempo,
hasta el amanecer. Luego, entregados a la pasión,
tornillos, sauces, de ilusión y a escala,
trabajan cual necios sin remedio.

Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez.

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Fábula De La Cuenta Cuentos Y El Unicornio Que Quiso Ser Un Pegaso.

 

 

 

Indaga en mis ojos tu mirar

Y descubre la ceguera

Como viento en la cara.

 

Disimula en mi llanto tu mirar

Y a las lágrimas

Di adiós sin decir

Como caricia de un final.

 

Advierte en mis pasos tu mirar

Y adivina que me alejo

Como errante

Ciego, sollozante y acariciado

Pero me alejo

Sin voltear.

 

Juguemos un juego

Sin normas,

Ni límites,

Excepto el límite de que no lo haya.

 

Juguemos a que pierdo

Piedra.

Juguemos a que ganas,

Papel.

Juguemos a que pides,

Tijera.

 

Juguemos un juego

Con campanadas de descanso

Orgasmos perdidos

Fingidos, obligados.

 

Miradas victoriosas.

Lacrimosa realidad.

 

Juguemos a un juego

Que termina

Y te vas.

 

Y me quedo,

Pierdo, o pierdes.

 

Yo pierdo

Saboreo victoria chistosa.

 

Si pierdo,

 

Tú ganas.

 

Te toca.

 

Te tocas.

 

Empate.

 

( Aunque pierda ).

 

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OLVIDA.

Olvida

Olvida los baños de luna que te regalé..

olvida las risas

y las miradas inevitables olvida,

olvida la pena

de no tenerte

olvida que me tuviste

y que te tuve olvida,

olvídalo todo

olvida el olvido y el recuerdo olvida.

Borra las imágenes de sueños ?y los sueños

olvida

y los despertares ?olvida

la brisa en tu cara ?y mi mano en la tuya ?olvida

olvida mis abrazos que destrozaste

olvida mi cara ?y olvida el final…

 

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DAME

Dame

Dame un segundo de vida

que me desarme en trozos desordenados

dame un segundo de vida

que me deshaga en ahogos cansados.

 

Dime que te vas por un rato

para esperarte sentado sonriendo,

como se esperan las olas de mar ?y las fechas de fiesta.

Dame un trozo de tus manos ?para acariciarme,

mientras decides ?si la vida vale la pena

o la pena vale una vida…

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