Era una tarde lluviosa, fresca, con paso lento caminaba por aquel desértico
camino, lleno de hojas secas, el ambiente se tornaba de color amarillo, la tenue
luz proveniente de los últimos rayos solares del día, y aquellas hojas secas,
daban ese tono especial.
Sin embargo, este ambiente algo melancólico, producía en mi una sensación
extraña de bienestar, sentía que algo estaba por sucederme, era un sentimiento
que se hacia físico, lo sentía en cada poro de mi piel, era la sensación de “una
llegada”. Una espera que sin ser avisada, tenia la seguridad que tendría un fin.
Pasaron muchos minutos, creo que estuve caminando muchos años; alcé mis
ojos, y lo vi, lo reconocí inmediatamente, caminaba hacia mi, sin apuro, con
pasos lentos y seguros.
A esa distancia no podía detallar sus ojos, pero sabía que me miraban,
mientras mas se acortaba la distancia entre ambos, un sentimiento indescriptible
me producía sensaciones indescriptibles. Tanto tiempo esperando, y ahora que
me encontraba a escasos segundos para el encuentro, me estremecí, no se si
era miedo, inseguridad, timidez. El lo percibió, se apresuro, y al tenerme frente
a él, ya con sus ojos en mis ojos, tomó mis manos, suavemente, y solo con este
contacto, sentí que mi vida era suya, sentí que mi alma se me partía en dos, una
mitad era suya, la otra para entregarle todo mi amor.
Segundos después, nos entregamos en un abrazo, un abrazo que nos llevó al
limite de una entrega total, nos fundimos en un solo cuerpo, como si nuestra
sangre, corriera por las mismas venas, y la esperanza de vida dependiera del
otro. Nos amamos en silencio.
Solo los amores eternos podrían entender nuestro sublime encuentro.
Cuando abrí mis ojos, aquel camino desértico estaba colmado de pájaros y
mariposas.
Alegres se sentían volar de un lado a otro, posándose sin cesar en cada una
de las flores nacidas en un inmenso y colorido jardín. Respiré profundo! Sentí
un suave aroma introducirse en mi ser, a través de esos poros que un día
esperaron por él, y lo supe enseguida, era el AROMA DE AMOR.
Por Mery Larrinua
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