Alas perfectas, casi transparentes, grabadas con finos detalles que con la luz del sol forman halos multicolores como si fueran pequeños trozos de un arcoíris huérfano de cielos…pequeños músculos que pueden batir esas alas y crear planes de vuelos por miles de campos y ciudades…toda la eterna magia de la creación en ese cuerpo diminuto que ahora solo es una masa amorfa adherida en el parabrisas de mi auto…
Una historia de ladridos y de aventuras sin fin por las calles de mi ciudad, rescatando tesoros culinarios desde las bolsas de basuras, revolcándose en el pasto de cada plaza con la libertad que da el hecho de no pertenecerle a nadie…todo el asombro de la creación resumido en ese cuerpo lanudo que ahora yace descompuesto al costado de un camino.
La promesa de sombra fresca en el verano, de una casa construida entre sus brazos extendidos al cielo, una casa en lo alto donde escapar y esconderse de escuelas y de trenes, la promesa de retener mil historias en su piel endurecida, retenerlas por todos los tiempos que aun no llegan…toda la belleza de la creación atrapada en el verde de sus hojas movidas por la brisa suave de la primavera y que ahora espera en pequeños trozos arder en la cocina de la abuela.
El azul cristalino que delata al sol desde las profundidades y que solo esos ojos pequeños han podido ver desde los bosques de algas que esconden su presencia, el gris plateado de sus escamas perfectas, articuladas unas a otras como si fueran tomadas de manos invisibles, la danza perfecta de su nado, los mundos que nunca conoceré…toda la magia de la creación convertida en fritura que espera paciente ser servida en el plato de mi mesa.
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