Las emociones a veces son tan complicadas; complicadas hasta el punto de no poder manejarlas, y hay un momento en que al acumularse, pueden llegar a explotar como un globo con exceso de aire. En ese instante te arrepentirás de no haber dicho las cosas en su momento, ya que es muy probable que más de una persona salga herida por tus actos.
Nuestras emociones están muy ligadas a nuestras acciones y a lo que los demás ven en nosotros; a lo que queremos transmitir o transmitimos inconscientemente.
No acumules palabras en tu interior; di todo lo que tengas que decir, sobre todo lo que piensas que no le va a gustar a algunas personas, porque esas palabras son las que, dichas todas juntas en un momento de ira, desesperación o descontrol, tendrán más impacto negativo en tus semejantes y el daño puede hasta ser irreversible .
No es bueno acumular odio, tristeza, egoísmo o envidia en nuestro interior; es mejor si guardamos sentimientos positivos, aunque sea más difícil. Bien dicen que a veces el camino más complicado es el que trae mayores recompensas a futuro.
No debemos dejar que nuestras emociones nos dominen, sino que, nosotros debemos influir en ellas y guiarlas a nuestra conveniencia. No debemos dejarnos arrastrar solo por nuestro corazón, también debemos incluir nuestra razón al momento de actuar. Hay que mezclar razón y corazón en partes iguales para mantenernos equilibrados en la vida, de lo contrario, podríamos dar un paso en falso y cometer errores que nos perjudicarían a nosotros, como también a nuestros seres queridos.
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