Perdemos el preciado tiempo para aguardar con
Obnubilada paciencia o empecinada tolerancia, que el ser
Racional pueda atender a nuestras inquietudes.
Que pugnan por unas concretas resoluciones felices.
Unánimes pueden ser las propuestas para que se conviertan
En casos cerrados.
Redimirnos ante su presencia resulta una señal de reverencia,
En lista de espera ,mientras tanto se estancan los pedidos,
Consecuencias de adquirir los rótulos de «urgente».
¡Lo siento! se nos dice,»No podemos velar por su problema».
Astutos los intervinientes que extienden a su modo
Maliciosa e ineficazmente la duración de la demora.
Aún lo posible se torna inconcebible.
Razonar implica una pérdida de tiempo arriesgada.
Ahondar en lo sencillo y superficial no exige ningún
Legítimo esfuerzo. No requiere tanta acción. Así los
Hombres resuelven lo que carece de inmediatez.En el
Ocaso otros tantos se fatigan por
Moligerar el efecto de los problemas longevos y conocidos
Básicos dificultosos con recetas efectivas en apariencia.
Rogamos que el hombre deje ser pequeño en el universo.
Entendemos que a veces las soluciones no son las adecuadas,porque aunque no quisiéramos,el hombre es imperfecto.
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