En una empresa de micros trabajo pero no soy cualquier chofer.
Llego a destino deseado sin importar el rumbo,el día o la hora.
Con carencia de prisa,ataduras,inquietudes y preocupaciones.
Ostento una suculenta fortuna de felicidad y la disperso vía
Larga y corta distancia.
En cada trayecto mi buen humor se dispara en alza.
Conduzco a paso de hombre.Pues mis no más de 20 kilómetros por hora
Trazan su delación.
Invierno,primavera,verano y otoño,con frío,calor o tiempo
Verázmente templado,le dedico a mis pasajeros mis preciados instantes.
En el día estoy más activo.En la noche me tocan las paradas más
Rústicamente conocidas bravas.Y sufro por mis colegas.
Obvio, que la gente se queja de mí porque me cree ineficiente.
Menos me recomiendan ,más me señalan como aquel del tranco lento.
Advierten a otros para que no prescindan de mis servicios y más de uno
Se induce a no dejar una pisada en los micros que manejo.
Feroces han sidos las protestas de usuarios por mi accionar.
Emitió mi jefe al cabo de un año un comunicado que constaba mi despido.
Lamentablemente con pesar,debí abandonar mi tarea,pero logré tener:
Infracciones cero,falta de accidentes de tránsito,con
Zozobras todo en orden,aunque no se me haya remunerado lo suficiente.
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