Mordió sus labios con cierta avaricia
el brillo en sus ojos cual espejos
esa sonrisa frágil pero perversa
es dormir en los ayeres
el más dulce amibar
late el corazón más de prisa
pues se vuelve recordar
el placer más mundano…
Fueron la oscuridad y el sigilo
los más fervientes generales
que dirigieron aquellas batallas
en los lugares que al divisar
dejan seca su garganta,
le tiembla el alma y suda
el calor de su aliento
capaz de encender
cien mil hogueras más una
han elegido por tumba
su discreta memoria…
Va construyendo su mente,
escenarios, lugares reconditos
su razón y su cuerpo
proyectan como faro
aquellas escenas de delito
pero ¿Por qué delito?
Si no hay ningún crimen
pero ¿Por qué es oculto?
si no hay en ello delito…
Se vuelve más espesa su saliva
pues recuerda que fue la tinta
de muchas obras maestras
¿Seran Da Vinci o Miguelangel?
los pintores que recuerda
o se recuerda a si misma pintando
y siendo pintada en el mismo lienzo..
Es el cerebro maquina perfecta
hace recordar mientras se olvidan
aquellos vividos colores
no pierden olor aquellos perfumes
tan vivos como el primer momento…
Habrá pedido penitencia por aquello
o lo tendrá bien guardado bajo llave
ambos guardan el secreto en lugar seguro
y si hablare alguno de los dos
enfrentará la terrible apatía
pensará en ello de día y de noche
será tu palabra contra la mía…
Ernesto Arias
12 de Agosto del 2011
Para comentar debe estar registrado.