Pensaba mientras la nada
se apoderaba de mi
como el otoño se apodera
del verano aun desprevenido.
Me preguntó que hacía
entonces suspiré
y dirijí mi mente hacia el vacío
soñé despierto y por un segundo
con paraisos que solo existen
en el limbo de los pensamientos.
Figuré por un instante
aquel desierto de paz
de la brisa que se lleva
los problemas de repente
consegui con un segundo
cien años de paz y prosperidad.
¿Es soñar el peor de los pecados?
¿Que harían las doncellas
si soñar no pudieran?
¿se entregarían así
sin esperar nada a cambio?
Mientras en esto pensaba
decidí hacer un poema
tallar con letras aquello
que en mi mente meditaba
como artesano digilente
que espera ver en su obra
sus más profundos instintos.
Pero me preguntaba
mientras la nada de mi se hacía
si podría en mi poema
estampar aquel momento
saciaría mi sed y mi curiosidad
podría explicar a aquellos,
lo que sentí en ese instante.
Buscaba en la nada respuestas
¿De la nada, nada sale?
o ¿Llamamos nada
a todo lo que no sabemos?
empecé a dudar, a buscar respuestas
es rodar a cuestas la busqueda del camino…
Me sentía atrapado
entre la realidad y el olvido
no había en ello camino
ni vestigios de horizonte
como flotando en lo incierto
me sentía dormido
sin estar en mi aposento.
En mis oidos sentía revolotear
algo parecido a palabras
se hacían visible las barras
de lo que antes ignoraba.
Me acerqué a la joven
y me vi obligado a decir
mi más grande temor
durante aquel momento:
Estamos atrapados y
sin posible salida,
en un poema que aún
sin ser escrito, ya lo es
pues percibimos el instante
y de manera consciente
dimos vida a sus letras
sin necesidad de escribirlas.
Ernesto Arias
27 de Julio de 2011
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