Caminando frente al mar
la encontré, deambulando sobre el horizonte.
Sus manos llenas de sol
penetraban el alma.
Su voz fresca como la brisa
llenaban los cuartos vacíos de mi ser.
Ella me abrazó
y juntos navegamos por los siete mares
alcanzando cielos infinitos,
sembrando esperanza
Ella pronunciaba mi nombre
con dulce utopía.
Mis labios mudos quedaron
al saber que su nombre
era: Libertad.
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