Fuerte azota el viento por los costados del barco de mi vida, bravo el mar ruge y golpea sin piedad, se desprender de mi partes, con dolor las veo echadas al mar, me resisto y no resigno, yo no quiero naufragar.
Ese fuerte oleaje me quiere hacer so sobrar, me aferro al mástil de mi barco y de allí no me quiero separar, casi no queda timón con el cual pueda navegar pero yo no dejo de luchar.
Puerto seguro muy pronto he de encontrar por eso yo no puedo claudicar, cuando yo me hice a la mar me propuse en llegar y aunque aún no vea nada se que ese puerto allá está.
Se oscurece y en la lluvia el temor me aborda pero yo valiente en mi rumbo lo he de enfrentar, sin dudarlo un instante no me negaré a continuar.
Las tormentas de la vida pueden arreciar, sin aviso sin señales sobre mí caerán, pero con mi rumbo fijo se que llegaré hasta el final.
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