Capítulo uno
2 de abril, 2010.
Halle…oh, Halle.
Mi mente no dejaba de torturarme con su nombre, desde que la conocí; su nombre ronda por mi cabeza. Y esta vez no es la excepción.
Ella es una chica muy hermosa…cabello dorado, ojos azules, labios rosados y carnosos, buen cuerpo, una nariz preciosa.
También es graciosa, humilde, tierna e inocente—no tan inocente—pero algo que me encanta de ella es…que no es vanidosa, aparte de que no es de esas chicas que son unas zorras—en pocas palabras—ella es muy distinta, eso la hace única.
– Hey…tranquilo, ya la verás—dice Elliot palmeando mi hombro
– Yo sé que la veré, pero ¿Qué tal si no me recuerda?—él me alza una ceja.
– Aparte de paranoico estas alucinando—rueda los ojos—te has visto con ella medio Skype. Déjame recordarte que tendrás todo un año para verla.
– Tienes razón, lo que dije no tuvo lógica—rio un poco—sabes… eres un muy buen amigo más que un representante—sonrío de lado.
– Oh vamos, ambos sabemos que soy bueno en ambas cosas—dice con euforia fingida.
Ambos reímos por unos momentos y cuando menos lo esperamos hemos caído en un silencio. Me dedico a ver de lo que resta del paisaje de Manhattan hasta que lleguemos a Jacksonville. Pocas horas después el avión ha aterrizado y una multitud de fans me han venido a ver. Busco entre la multitud a mi familia, por un momento me decepciono hasta que escucho…
– Déjenme, es mi hijo. No lo he visto desde hace seis años—reclama mamá.
– Señora, no puede acercarse—habla Hank intentando no ser grosero con mi madre.
– Déjala Hank, por favor—digo y Hank asiente, él realmente es un buen guardaespaldas, no lo puedo negar, aunque…si puedo asegurar que a veces suele dar miedo al igual que Peter.
Sin más, ella se acerca y me rodea con sus brazos mi cintura. La he extrañado mucho, ella fue la que me apoyó con todo esto a pesar de la muerte de mi padre, ella siguió adelante al igual que con su apoyo hacia mí.
– Señora Miller, usted no es la única que quiere abrazar a Noah—dice Halle con un tono burlón pero a la vez quebrado por las ganas de llorar.
Mamá se parta las pocas lágrimas que yacían en sus mejillas, dándole paso a Halle con una gran sonrisa.
– Hall…—murmuro cuando ya la tengo entre mis brazos.
Su olor a lavanda sigue intacto, al igual que su belleza.
– Estas tan grande…—dice hall en medio de una pequeña risa. Ella se aparta un poco y retira sus lágrimas.
– Eso se supone que lo diría mamá—le recuerdo con una sonrisa amplia y socarrona, ella sonríe, rodeo los hombros de Halle con mi brazo izquierdo y a mamá con el brazo derecho.
Salimos del aeropuerto y me encuentro con una gran multitud gritando mi nombre a los cuatro vientos. Mi mamá y Halle se tapan la cara para que los flashes no les afecte la visión. Al llegar al auto, todos soltamos un largo suspiro.
Elliot va en otro auto con Peter. Yo estoy con Hank y mis dos personas favoritas.
– Cariño, dime que vas a quedarte a vivir conmigo—mamá me mira suplicante. Lastimosamente, no lo haré. No voy a quitarle a mi mamá su privacidad.
– Lo siento mamá. No puedo, los fotógrafos te estarán persiguiendo por todos lados. Estar conmigo es como no tener privacidad. Te prometo venir a visitarte todos los días, llevarte de compras, a comer…
– Está bien, pero quédate a dormir solo esta noche—me suplica. Quiero negarme, pero me es imposible con esa mirada de borrego a medio morir.
– Está bien, pero solo por esta noche—la apunto con un dedo. Halle se ríe y mi mamá frunce el ceño hacia mí. En un rápido movimiento ella me da una pequeña bofetada. Atónito miro como me señala amenazante.
– Noah James Miller…¿qué te he enseñado? No se señala a las personas—miro su dedo y ella se percata—solo yo te puedo señalar.
– Está bien mamá—murmuro arrepentido.
Inconscientemente miro el retrovisor y puedo ver a Hank con una mano cubrirse la boca para no reírse. Este mira el retrovisor y al darse cuenta de que tengo mi ceño fruncido hacia el cambia su rostro a uno más serio. El cierra la pequeña ventana que separa al chofer del pasajero y se escucha una risa. Él se está burlando de mí.
Esto es humillante
Al llegar a casa, me doy cuenta de que todo está intacto, nada ha cambiado. Al menos el exterior.
Hank nos abre la puerta, les tiende la mano a mamá y a Halle para ayudarlas a salir. Cuando llega mi turno yo estiro un poco mi mano esperando a que Hank la agarre y me ayude a bajar—obviamente en broma—pero este está todo rígido.
– Hank… ¿no me vas a coger la mano?—digo con la voz un poco femenina. Este me mira, baja un poco sus gafas y se ríe.
– Noah, deja de hacerte el payaso—murmura cogiendo mi mano fuertemente, cómo macho que se respeta para sacarme del auto.
– Hank…así no se trata a las damas—trato de hacer mi voz femenina pero la risa no me lo permite.
Al entrar a casa, me doy cuenta que está igual como la recordaba. Todavía recuerdo el día que conocí a Halle. Mi perro la iba a morder y yo la defendí. Recuerdo que ese día mi perro tal vez no logró morderla, pero si rasguñarla. Ese día fui su doctor.
«de su pequeño rasguño salía un poco de sangre, sparcle va estar castigado sin filetes esta semana. Levanto la mirada para verla mejor. Su cabello es dorado, sus ojos son azules y llenos de lágrimas, sus labios son rosados y hechos un puchero. Es bonita, pero no me gusta verla triste, quiero verla como es cuando está feliz.
– Tranquila, yo te curo—le sonrío. Ella me mira preocupada.
Voy a la cocina y de allí saco un trapito y lo humedezco. Resoplo al darme cuenta de que aún tengo que ponerme de puntitas y estirar mi brazo para poderlo humedecer el trapito. Una vez lo logro, me dirijo donde está la niña. Limpio la poca sangre que había, coloco una bendita y doy un besito encima de la bendita. Mi mami dice que con un besito se resuelve todo. Le sonrío.
– Gracias—ella frunce sus labios y me besa en la mejilla. Estoy asombrado, avergonzado y sonrojado. Mis ojos están muy abiertos y mis labios están sellados pero algo fruncidos—mírate, eres chistoso cuando estas rojo—se ríe—soy Halle Harper—me sonríe.
Reacciono al escuchar su nombre, es muy bonito. Tal vez sus padres se dieron cuenta de lo linda que ella era y por eso le pusieron Halle.
– ¿cómo te llamas?—me pregunta, sacándome de mi trance.
– Eh…me llamo Noah, Noah Miller—le sonrío
– Soy nueva en este vecindario ¿quieres ser mi amigo?—yo asiento con euforia y emoción.
– Seremos los mejores amigos…»
Desde ese día ella me comenzó a gustar. Habremos tenido unos cuatro o cinco años cuando nos conocimos y yo me comencé a enamorar de ella cada vez más. Lo sé, ¡qué cursi! Pero es la verdad, he tenido muchas novias pensando que me podría enamorar de alguna de ellas, pero no pude, ninguna era como Halle y por ende mis relaciones no iban más allá de los tres meses. Halle me tacha por perro por esa razón. Pero lo que ella no sabe es que todo este tiempo busco olvidarla con otra persona. Y de allí mi conclusión, no se puede olvidar a una persona con otra. Es imposible, tal vez por un rato, pero al final llegas a lo mismo. A parte de que te hieres a ti mismo y a la persona con la que trataste de olvidar a esa persona.
Me doy cuenta de que estaba mirando un punto fijo de la casa, mi mamá, Halle y Hank estaban conversando amenamente, no sé de qué se reían pero mi teléfono comenzó a sonar, llamando la atención de todos.
– ¿sí?—contesto sin saber quién es
– Noah, ¿dónde carajos estas? Deberías estar en tu nuevo apartamento—Elliot habla muy rápido, conclusión: está desesperado.
– Tranquilo, estoy donde mamá, me quedare a dormir aquí solo por esta noche y luego iré al apartamento.
– Está bien, no vayas a ningún lado sin Hank—me ordena.
– Claro—digo en tono burlón, cuando Elliot se pone así da risa.
***
Ya era tarde, mamá fue a enseñarle la habitación en la que dormirá Hank solo por hoy, Hank decía que dormirá en el sofá. Pero mamá como no es mala persona, obviamente lo obligará a dormir en una habitación con una cama muy cómoda, y si Hank no lo hace, entonces…atentará a las consecuencias de Sarah Miller.
Mientras que ellos discutían que Hank no dormiría en el sofá, yo me encontraba solitario en la cocina, con una papa y un marcador. Aburrido de la situación, comencé a dibujarles caritas graciosas a las papas. Al poco tiempo las papas se me acabaron y comencé con los huevos.
Miré un huevo en especial.
– Mmm…tú tienes cara de drogado—miro al huevo— ¿qué te fumaste? ¿o acaso inhalaste?—le pregunto al huevo, esperando una respuesta.
– Pensé que los huevos no fumaban ni mucho menos inhalaban—me sobresalto al escuchar la voz de Hall.
– Pensé que te habías ido—dije mientras hacía que mi taburete girara para ver a Hall.
– Así era, pero preferí hacer una pijamada con mi mejor amigo que ya está de regreso—dice encogiéndose de hombros mientras pone cara de «¡sorpresa!»
– Bueno, entonces como actividad de la pijamada será…dibujar caritas raras a los huevos o papas, pero no más a los huevos. Llegaste muy tarde, las papas ya están hechas—digo señalando a todo mi ejercito de papas con caras raras.
– Entonces…hagamos otro ejército, pero de huevos—dice riendo.
– Eso sonó grosero—mi sonrisa se fue ampliando— ¡y eso me encanta!
3 de abril, 2010.
No lo puedo creer, ella me tendió una trampa. Ya lo tenía planeado, pero no pensé que me haría lo mismo. Esto es humillante.
– En serio no lo puedo creer—digo quitándome el maquillaje de la cara—Hall me estoy desesperando, esto no sale—digo echándome agua a la cara, me doy la vuelta y me encuentro con la sorpresa de que ella ya no tiene el maquillaje que le puse mientras dormía.
– Ven, yo te ayudo—ríe. Me acerco frustrado y le dejo el trabajo a ella. —quien diría que tendríamos la misma idea—dice mientras me quita el maquillaje con algo que no sé cómo se llama.
– ¿qué es eso? ¿una poción mágica o algo así?—pregunto asustado del producto que me está poniendo para quitarme esta porquería de pintura que se ponen las mujeres—no me digas que estudias en Hogwarts.
Ella se ríe.
– Oh dios, eres una bruja y no me lo has dicho. Todo este tiempo me has estado mintiendo—me alejo y me froto las manos en mi cara. La señalo—todo este tiempo he estado con una bruja que lo más posible me llame Muggle a mis espaldas.
Comienzo a caminar alrededor de la habitación mientras balbuceo cosas sin sentido. Hall solo se ríe. Eso me gusta, verla y escucharla reír. Pero esto…es traición.
– Noah…—no le presto atención—Noah…—sigo sin hacerlo— ¡Noah!
Me sobresalto al escucharla y mi atención ahora la tiene ella.
– ¡¿qué?!
– No soy ninguna bruja, no estudio en Hogwarts, y no te llamo Muggle a tus espaldas.
– ¿y jamás lo harás?—pregunto
– Jamás—me sonríe
– ¿y eso?—señalo el frasco de la «poción»
– Se llama desmaquillante—pone los ojos en blanco
Eso lo explica todo, escuchamos un grito de parte de mamá. No es un grito de susto, es un grito que aclama nuestros nombres. Algo me dice que estamos en problemas.
Hall y yo nos miramos sabiendo por qué mamá nos llama. Se siente como volver al pasado, cómo cuando mamá nos llama por las travesuras que hacíamos…y lo mismo nos pasaba cuando estábamos en la casa de Halle, lo cual no estaba lejos, solo está a dos casas de la mía. Por lo tanto, de alguna u otra manera los padres de Hall o mi madre, se enteraban de nuestras travesuras.
– ¡Noah y Halle!—volvió a gritar.
Nos miramos otra vez, pero esta vez, nuestros ojos estaban más abiertos que nunca.
– Será mejor que bajemos—comento, ella asiente
– Buena idea—sigue asintiendo.
Yo soy el primero en salir de la habitación, Hall va detrás de mí. Al llegar a la puerta de la cocina, Hall y yo nos miramos. Preguntándonos quien se asoma primero.
Señalo la cocina con la cabeza, dándole a entender que vaya ella. Ella niega.
– A ti no te regañará, ve tú—ella abre los ojos sorprendida.
– Ella es tu madre, no la mía—me reprende en un susurro.
– Tu harías lo mismo si fuesen tus padres—le recalco en un susurro
– Cierto—pone los ojos en blanco—Piedra papel o tijera—susurra.
– Está bien.
Ella saca papel y yo piedra al mismo tiempo. El papel cubre la piedra, ella gana, yo pierdo. Asomo la cabeza por la puerta y después Hall.
– Noah…ya te vi, y a ti también Halle—mamá se cruza de brazos.
Ambos salimos de nuestro «escondite» y agachamos la cabeza.
– ¿si mamá?
– ¿si Sra. Miller?
Siempre hacemos lo mismo. Que viejos tiempos. Pero ahora estoy a punto de ser regañado por mamá.
– ¿uno de ustedes me puede decir qué hacen mis huevos y papás con caritas?—Hall y yo nos miramos y estallamos en risa.
– Mamá…que grosera—la reprendo en broma. Ella se sorprende y su boca es una gran «O»
– Yo…yo no quise decir eso, yo no soy grosera—mamá balbucea avergonzada— ¡yo no quise decir eso Noah Miller!
***
Fue una poco difícil despedirme de mamá. Ella me recibió con los brazos abiertos y yo me fui…okey, no. Pero si fue un poco difícil, su rostro técnicamente me suplicaba que me quedara. Definitivamente si no fuese alguien famoso al que acosan día y noche, me quedara con ella. Lastimosamente las cosas no son así, las personas buscan meterse bajo mi piel para saber más sobre mí, crear rumores sobre mí y eso obviamente implica meterse con las personas que amo. Traducción: Mamá y Halle.
Al llegar al apartamento, me encuentro con Peter sentado en la mesa leyendo el Jacksonville news y Elliot hablando por teléfono. Él es el mejor representante, se encarga de todo. El hombre es como Superman, pero sin capa. El mira los proyectos que me convienen y los que no. Él es como un padre para mí, y de los sobreprotectores.
– ¿Qué tanto me ves?—pregunta Elliot sacándome de mis pensamientos.
– Fuiste mi punto fijo para pensar y darme cuenta de que eres como un padre sobreprotector, muy sobreprotector—sonrío.
– Por favor Noah, el hecho que cuando te subiste a un carrito de golf y te haya obligado a utilizar un casco para que no te pase nada, no significa que sea sobreprotector—se excusa.
– Claro que sí— ya sentado en el comedor, murmura Hank escondiéndose detrás del periódico.
– ¡pero ni bien comenzó a manejar se lo quitó!
– No te excuses Elliot—murmuro mientras camino hacia la cocina por algo de comida
– Solo fue esa vez—se excusa Elliot.
– La vez que fue por un café, le pusiste doble guantes para que no se queme—comienza Peter.
– Cuando solo le daba cosas hechas papilla para que no se atore—sigue Hank
– O la vez que gritó «¡ayuda! ¡Noah se ahoga! ¡tiene un ataque de asma!» pensando que Noah se estaba ahogando, cuando realmente solo iba a estornudar—Elliot le corta la historia a Peter, ellos ríen, yo rio, y todos nos burlamos de Elliot. Es realmente gracioso ver como el hombre se preocupa por mí.
– Ya deténganse. ¿desde cuándo le hacen bullying a un hombre de veintiocho años?
– ¿Cuándo regresa Holly?—ignoro totalmente su pregunta y pregunto por la esposa de Elliot.
– Hoy, le di la dirección la semana pasada que vine a verla. La extraño demasiado.
Holly realmente es increíble, aparte de bonita, ella es sumamente inteligente y astuta. Si Hall la conociera, inmediatamente se daría cuenta de lo iguales que son. Holly es como ver a Halle, pero en versión morena.
El amor entre Holly y Elliot es único, a pesar de que vivían a quilómetros de distancia, ellos se siguen amando. Sus visitas eran constantes, Holly venía a visitar a Elliot y era muy agradable tenerla, o Elliot la iba a visitar.
Creo que este año será muy bueno, lo más posible es que me quede de por vida en Jacksonville. Y eso me gusta, tener cerca a mi familia me gusta.
El timbre suena y todos nos quedamos viendo la puerta, ninguno de estos tarados reacciona, así que yo soy el que va abrir.
Al abrir la puerta me encuentro con una Holly un poco nerviosa y paranoica. Ella en ningún momento ha alzado la vista, de repente suelta las palabras muy rápido.
– Elliot, estoy embarazada—alza la vista y sus mejillas se tornan a un carmesí.
– ¡Elliot! ¡serás papá!—grito al pasillo sin apartar la vista de Holly.
– ¡qué!—murmura detrás de mí, me giro para ver su reacción, pero lo único que veo es a un hombre desmayado en la entrada de mi apartamento.
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