Siempre hubo quien soñó
en penetrar en los secretos,
que guardan las Nebulosas
y el corazón del Universo,
a mí me basta con estar
en tus íntimos anhelos
adueñarme de tus noches
y robarte el pensamiento.
Me sentí dichoso al verte
recostada sobre mi cuerpo,
y en tu semblante miré
a la Luna que reía;
pintando estelas en el mar
a ti siempre regreso;
ya que moldeas mis crepúsculos
con tu inocencia de niña.
El silencio cubrió nuestras almas
y tu cuerpo de niña me brindó su calor,
olvidé que tenías dueño y que esto
moriría al salir el sol;
en tu aliento tan sincero
conocí hoy el amor.
ESTALIN CANO
DICIEMBRE 1988
POEMA 2
Para comentar debe estar registrado.