Un hombre deslumbrante está frente a mí…
Me mira a los ojos y luego llora cabizbajo.
Luce una túnica violeta oscura hasta los pies.
Veo que trae en su mano izquierda
un ramo de rosas negras marchitas,
y en su mano derecha una hoja
en la cual hay un poema escrito.
Ahora me mira otra vez y
se presenta con una enérgica voz:
–¡Hola, soy Odín! –dice, y luego
lee el título del poema: “Mi Muerte”,
de un tal Macada Buvahoqui.
No me conmuevo ante tal poema,
simplemente le digo que,
antes de que comience su lectura,
me permita encender un cigarrillo.
Mateo Calderón
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