Solo un pedazo de hoja que el viento se llevo, solo eso quedó y el recuerdo del café de su mirada, ella ni siquiera volteo a verme, su gabardina color ocre se perdió en aquel café típico de las tardes de verano.
Atónito me preguntaba y el silencio no respondía, ante mi vista se asomo un resplandor, un liquido cristalino bajo por mi mejilla y cayo al suelo.
Las hojas se desprendían con facilidad de los arboles a causa del viento, así mis lágrimas inundaban el suelo con su salinidad por la despedida de ella, ella, la mujer de mi vida.
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