Nuestro mejor momento
fue el mejor encuentro,
cuando nuestros ojos,
se miraron fijamente.
Nuestro mejor momento,
fue el reposar,
sobre una hermosa rambla
en una tarde de cielo azul,
y de un sol fugaz.
Fue mi mejor momento,
en verla a ella,
con sus ojos brillosos
y de suaves labios.
Su simpleza,
y su delicadeza,
expresaban su tranquilidad
con su don de la humildad.
Cuando me tocaba,
con esas manos delicadas,
una energía fluía,
por todo mi cuerpo,
como dándome seguridad,
energía de su amor,
que me lo transmitía
todo el tiempo,
con sus gestos,
con sus palabras.
Ella se califica,
entre la dulzura,
de una mujer cariñosa,
y de un corazón,
que a viva del que tiene cerca.
Sus abrazos,
me abrigaban,
con el calor de su alma,
sintiendo a mi ángel,
que se reposaba en mi,
que llenaba mi corazón,
para que nuestros días sean eternos.
Si tu me dejaras entrar
por un momento a tu alchoba
sacaría todos los rosales de mi jardín,
para llenar tu alma y corazón.
Autor: Rodrigo Núñez
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