Voy Cruzando la inmensa linea que divide lo insulso, lo trágico y real, para adentrarme lentamente en luz radiante, fuerte y hermosa, cada vez más dejo atrás el dolor, un rostro divino se posa frente a mis ojos, la euforia y la calma al unísono retumban en mi muerta alma¿En qué dimensión me encuentro? Alas suaves y delicadas me cubren y un fino lino de seda cura mis heridas, estás tú deidad llevándome a un mundo donde las rosas hablan, donde las montañas sonríen al ver la dicha de mi aura reflejada gracias a tu don. ¿Qué lugar es este? El cielo azul me moja con su frescura, los acordes de un saxofón se aproximan, son tus besos que incitan a la lujuria y al romance; que como cómplices ofrece el espacio creado por ti, por ti, totalmente bajo el dominio de tu fortaleza entregando a las miradas del majestuoso paisaje y entregado a tus deleite; anochece pero la luna no ha olvidado su tarea de iluminarte. te veo con claridad en este ritual; las estrellas brillan así como tus ojos. ¿sufrimiento, acaso lo he sentido alguna vez?
¿Quizás prisionero? Claro que sí! Atrapado en tu esfera de incandescente belleza; igual para qué querría mi libertad y perderme en la noche buscando una mínima sensación que no me recuerde esta condición de mortal, mi patética condición de humano. Me tomas con tu calurosa mano, estamos en la ciudad; desde aquí puedo ver la diferencia, tú eres mi diferencia; rostros blasfemos y endemoniados me observan, soy inmune ante ellos, tú rango de diosa hace que tus colores sean también los míos y ellos no puedan ser alcanzados por el tono lúgubre del desamor y el odio
¡Que bien se siente! aquí en tu pecho, tú lecho ese templo que invade mis dudas y y los transforma en calma, de nuevo en el ritual mi diosa, los tóxicos, el ruido ordinario no llega al oído de mi corazón; no, éste sólo escucha sonatas y sinfonías majestuosas.
Secas mis lagrimas y continuamos caminando por las densas calles, tengo la sensación de ir levitando, volando estoy; dame sólo un beso más, aún no quiero retornar, no permitas que mis ojos pierdan su visión celestial por culpa de reminiscencias tristes que no le agradan. Sigue mostrando ese universo que tu deidad me puedes enseñar; pues jamás sería capaz de tanto sin recibir un poco de tus preciados dones; apiádate de este mortal que tiene esperanza de vivir solo por ti, sufro con la idea de tu ausencia; pues no tendría más remedio que coquetearle a la muerte y extinguirme a media noche, dejando atrás el dolor, pero tu eres vida, déjame vivir
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