Estando frente a tus intensos labios rojos, siento asfixia
deseo besarlos ya, aunque pueda desmayar, pues tal fuerza
jamás me envolvió, lentamente vislumbro
mi dulce muerte, lentamente y sobre tu vientre
que es catedral
Luchando contra la furia de tus bravíos ojos, me pierdo en la
inmensidad, apartarme de ellos, no quisiere
ni pudiere; ausencia de pétalos mágicos
que con ansias busco en alta mar; se acerca la dulce muerte
al recordar tu mirada
se acerca y no me es posible escapar.
¡Oh bella y dulce muerte! Que en la noche vienes con
trajes hermosos y suaves, cual fino puñal; piel morena
exótica y bella, cortarán as vena de mi vida
y ni cuenta me habré de dar, la lindura
de sus formas me ciegan. ¿Y las espinas?
Ya es muy tarde, nunca las pude mirar
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