En noche lluviosa siento el rose de tus cabellos edificando una catedral en mi rostro donde venerantemente enciendo una vela en fino vientre suave y desnudo; con manos impúdicas, imploro allí ante majestuosa belleza , cuyos perfumes envolventes,tornan mi presencia de guerrero, como un simple chiquillo indefenso, perdiendo la voluntad paulatinamente, licores se esparcen por lo insondable de mi pecho; embriagando sentiros y razón exterminadas con pétalos de colores venenosos; violetas y rojos, ardientes fuegos pirotécnicos, brillando en las oscuras calles de mi alma, beso tus pies cual dulce miel; postrando mi humilde cuerpo de esclavo despreciable mostrando su devoción a su diosa infinitamente superior, las campanas sonando desde templos sagrados y divinos; anuncian la llegada de magnificencia en su estado más puro reflejado en dones femeninos, donde perdiese mi libertad y ganase el derecho a vivir siempre en universo surreal; tan precioso , que nunca esta patética existencia alcanzase a imaginar, vida láctea manifestándose en tus párpados de fantasía; conjugando el lenguaje de lo estético y lo sublime inspirados en espirales cafés, que forman el todo de un cosmos. Testigo de la creación, metafísica constante en tú indescriptible beldad, de la que aunque quisiese, no me puede liberar, tal si hubiese ingerido un fuerte narcótico, alucino al verte llegar. ¿Qué me has echo? La locura es ahora mi hogar, desde que apareces como torbellino y te alejas cual niño desprendido de brazos de mamá; gozó con tú mágica presencia y delirando entre nubes de cereza, evoco el retorno a mi paraíso celestial , se hace eterna la espera y energúmeno me transformo, importa poco la la paz o la alegría de una gran ciudad; tal vez sea un inconsciente, anhelo más vivir y dormir para siempre en esa larga cabellera que pragmáticamente ejecuta movimientos hechiceros, he hipnotizado, sigo sus designios. Soy todo tuyo Edna Blanco, todo tuyo, qué sea esa tu divina voluntad.
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