Un templo para mi madre
Ella y yo lo edificamos.
si acaso, no lo han visto
mi cerebro ya lo reconoció,
y de rodillas se postró.
Un templo para mi madre
Donde no necesite cruzar ríos,
ni océanos, ni follajes interminables.
Solo hay que dejarse llevar
por la inconfundible melodía
que emana de nuestro ser.
Un templo para mi madre
Eterno, seguro, abrigado,
pensante y a veces precipitado.
En el que ¡Mamá! es el mantra
transformador que retumba
en las paredes de su corazón y el mío.
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