Dedico esta historia a mi familia y amigos, ellos nunca me dejan caer y gracias a ellos he podido lograr algunos sueños.
Los quiero.
Con amor: Shannon Crain.
Capítulo 1. “Nunca jamás”
La historia de una mujer guerrera, paciente y no menos, divertida. Su pasatiempo preferido, recorrer el mundo de orilla a orilla, reír al ver pasar las aves y sonreír al mundo aunque sus demonios en ocasiones la persigan.
La llamo guerrera porque ella solo cuenta con su amigo Zero, un pequeño perro que desde niña la acompaña en su travesía por el mundo.
Zero la acompaña desde que él era un recién nacido; acostumbrado a ella, la cuida como una madre cuidaría a un hijo y siempre procura que ella jamás sufra aunque no tenga objetos relevantes, de los cuales otros podrían tener.
Ambos se cuidan los pasos y lo que coma uno, el otro comerá de lo mismo. En ocasiones cuando vagan por el mundo se pierden, pero Zero es muy inteligente y retoma el camino hacia “Nunca jamás”, dicho así, un lugar donde ellos encontrarían todo a su alcance, desde un lugar donde dormir hasta comida caliente. La pequeña guerrera en ocasiones pasa hambre; la noche no es nada de su agrado, pues debe dormir bajo los puentes, bancas y estar pendiente de sus demonios.
¿Demonios? ¡Si¡, esos que la atormentan a su corta edad, los que día a día siente que la consumirán poco a poco, sin embargo aun existiendo diez demonios, ella seguirá su camino junto con su compañero Zero y así eliminarlos uno a uno hasta quedar totalmente pura y llena de luz.
Conforme pasa el tiempo la pequeña guerrera crece y su entorno también, incluso su amigo Zero ha dejado de ser un cachorro; ahora es todo un adulto y el cargo es cada vez más pesado, aun cuando la pequeña guerrera ya no es más una pequeña, pues su edad es nada menos de trece años. Aun así en esta historia ella sigue siendo la pequeña guerrera. Su mundo al igual que ella también cambio y a su alrededor observa tantas cosas que ella sola quisiera devorar el mundo entero, pues ella sabe lo difícil que eso sería. Así que toma la decisión de tomar lo que está a su alcance y lo demás cargarlo en su memoria.
Varios años han pasado y ella sigue sin encontrar ese lugar al cual de pequeña llamaba “Nunca jamás”; sin embargo ella no dejará de buscarlo hasta encontrarlo. Sucesos únicos y divertidos han ocurrido a lo largo de su viaje; como recordar cuando Zero al cuidar de ella, resbalo con una cascara de plátano y se estrelló en un árbol y también cuando ella al ver a un niño comiendo helado, piso excremento de otro perro y se estampo con el carrito de las nieves; ella se levantó desconcertada y pidió disculpas, el señor al verla sintió tal tristeza que no pudo contener el llanto y le obsequio un helado, le beso la frente , le sonrió y continuo su camino; a lo lejos solo se escuchaba el sonido de los helados, mientras ella miraba al cielo con una sonrisa y una lagrima en su mejilla. Uno de los momentos más conmovedores, había marcado su vida.
Capítulo 2. Sorpresa inesperada.
Han pasado 10 años de la pequeña guerrera y su infancia ha quedado atrás junto con su fiel compañero Zero, que falleció de una enfermedad desconocida o mejor dicho, ella no supo de que murió. Teniendo eso en el pasado, tuvo que continuar con su vida y no mirar atrás, ya que si lo hacía, ella habría muerto de soledad a su lado; así que solo continúo su camino hacía su “nunca jamás”, sonriendo como si solo hubiese un mañana.
Después de tanto caminar, se tallo los ojos y comenzó a ver muchas montañas, más de las que ya había visto a lo largo de su vida, era como estar en un sueño; montañas de todos tamaños, verdes y amarillas, un lugar mágico, al que ella próximamente llamaría “Nunca jamás”.
Ella corrió lo más fuerte que pudo, sintió como el aire pasaba a través de su ropa, llego al pasto y se aventó hacia él; fue la sensación más bella, que solo pudo expresarlo con risas y gritos, finalmente encontrar su lugar, era para ella su mayor sueño, tal vez no estaba Zero a su lado, pero ella, muy en el fondo, sabía que él hubiera compartido la misma felicidad que ella sentía.
Las nubes eran tan esponjosas que ella imaginaba que eran algodones de azúcar y los comía uno a uno. Al principio creía que era un sueño, después de tener los pies bien puestos en la tierra y sentirla, tuvo la certeza de que todo era una realidad, una que siempre soñó y al fin encontró. Esa noche fue la mejor de todas, se acomodó bajo un árbol, comió unas cuantas frutas y cayó profundamente dormida.
Los días en su “nunca jamás”, comenzaron a ser los mejores de su vida y fue ahí donde ella comenzó a crear su vida. Encontró una casita abandonada, con ramas y objetos que ella se encontraba en ese lugar, con ello fue construyendo su hogar.
Perfecto era su palabra, para describir lo que ella sentía al estar ahí, pues al fin su sueño se había cumplido.
Capítulo 3. Un posible final
Los años pasaron para la pequeña guerrera, aun cuando ella dejase de ser una pequeña, en su lugar, jamás dejaría de serlo.
Tantas cosas hacía en ese lugar, que ella se sentía parte de él, pues podía ser un ave, un pez o hasta un árbol lleno de flores. Ella ahora era una gran mujer que formaba parte de la naturaleza y vivía en un mundo de sueños.
Ella nunca decidió mirar atrás, pues si acaso lo hizo, fue solo para recordar a su único amigo, Zero; aquel amigo fiel que la acompaño durante su travesía a “Nunca jamás”.
Sentada a la orilla de su puerta, observo él cielo y derramo una lágrima, pues esos demonios que en su pasado la atormentaban, ya no estaban; pero su lágrima no era causante de los demonios, si no la alegría que ella sentía por nunca darse por vencida, por luchar y cumplir sus sueños, por ser una ¡guerrera!; eso fue lo que la mantuvo viva y fuerte.
Ahora esa guerrera le tocaba despedirse, trascender al alba y dejar una enseñanza de vida, que es, siempre sonreír, aun cuando la vida no sea la más bella y no dejar tus sueños caer, pues una guerrera debe llegar a su meta y transcender.
Así la pequeña guerrera se encontró con su fiel Zero y tras el viento solo se escucharon sus últimas risas.
Para comentar debe estar registrado.