Fatigado de la buena alma,
naufragado en un mar,
donde la luz no alcanza,
sin paz,sin alivio ni calma.
Allá donde los deseos,
mis pensamientos,
y los tuyos propios,
convergen pedigueños,
tras la cortina,
en la realidad,
son tristes y oscuros,
en profundos sueños.
Hastiado me hallo,
mas mi dura conciencia me grita,
me golpea,me rompe y me irrita,
con el menoscabo,
palabras insatisfechas,
que no llenan apenas,
ni el espíritu,
ni la voluntad,
ni mis fuerzas,
ni mi ímpetu.
Apenas lagrimas en el rostro de tez seca,
el agua fluye desde el corazón,
no obstante,sin motivo,sin razón,
algo la obstruye y entrampada se atasca.
Solo se encuentra el escribir,
el cantar del ruiseñor,
el baile del dementor,
el papel de dulces y tiernas vetas,
la negra trampa de noche inquieta,
la dicha pura de vivir y sentir.
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