En tus labios reposa mi sustento,
mi motor de vida, mi motor de aliento
la cicatriz del lamento que dejó tu herida
la cicatriz perdida que cicatriza lento.
Cuando me encuentre a la deriva y no cese el viento,
una estrella perdida en el firmamento,
que con la voz dormida y el corazón despierto
me susurre al oído con aire violento.
No temas al tiempo, ni a la herida ni al lamento,
tampoco temas a la gravedad en tu cuerpo.
El pelo blanco, el último momento.
Puedo perder la vida, pero jamás estaré muerto.
Es el primer poema que publico, me gustaría leer vuestras opiniones.