A TU FRANCA PALABRA
Conserva lo espontáneo de tu acento
y deja que haya música en tu voz
sonando con el mismo sentimiento
con que cantan los ángeles a Dios.
Que nunca tu verdad acabe en cuento
ni en tu vocabulario haya el adiós.
Que más allá del mar tu pensamiento
sólo tenga lugar para los dos.
No quepa en tu lenguaje un testamento.
Me place y me complace tu argumento
que también me lo expresas con tus besos.
Sencilla tu palabra, limpia y franca,
no es ave de colores sino blanca
paloma que me halaga sin excesos.
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