El olor a putrefacción hizo que los lugareños se preguntaran ¿qué era lo que olía tan mal?, de modo que recibimos una orden de cateo y registro del apartamento 9 del edificio A23 de la calle voltio.
Al llegar al lugar encontramos en la recamara un hombre muerto, con el cuello rebanado y junto a él un trozo de papel y un bolígrafo. Yo como encargado del caso me lleve la evidencia para revisarla y la nota era bastante perturbadora.
«Recuerdo la primera vez que la ví, ahí estaba ella, sentada frente a la fuente del parque. Yo apenas y podía concentrarme en mi lectura, y cuando observó que la miraba me sonrió tan tierna, no podía evitar mirarla. Desde ese día la comencé a ver mas frecuente, en la tienda, en el súper, e incluso por azares del destino la encontré en mi trabajo, no imaginé que seria la supervisora del área de control de calidad, eso me dejó muy sorprendido y fue entonces que decidí hablarle.
En aquel momento solo se me ocurrió preguntar su nombre, «Estrella», me dijo ella con una hermosa sonrisa en su rostro. Yo sin duda estaba encantado con su belléza.
Días después supe que era hija de la señora Thomson, no imaginé que mi vecina tendría una hija tan hermosa.
Según supe meses después gracias a Gerardo, el chismoso de la empresa, Estrella vivía en el extranjero con sus tíos, esa es la razón por la cuál nunca antes la había visto por aquí.
No pude evitar acercarme a ella y poco a poco enamorarme más de su lindura y personalidad.
Un día en la fiesta de aniversario de la empresa decidí invitarla a salir, ella aceptó y tuvimos nuestra primera cita, algo alocada pero divertida, terminamos en mi apartamento y de un momento a otro pasamos a la recamara e hicimos el amor. Nunca pensé que la amaría tanto, pero después de eso no logre sacarla de mi mente.
Salimos durante 2 años, y cada vez que lo hacíamos terminaba en sexo.
Después de esos 2 años saliendo con ella, decidí que era momento de algo más y entonces en la ultima cita que fue hace 2 semanas le propuse matrimonio. Contrario de lo que pensé ella me rechazó, dijo que seria mejor seguir saliendo que por ahora no quería un compromiso. Yo me molesté muchísimo, no logré contener mi enojo y salí del restaurante después de insultarle hasta el cansancio.
Pensé en irme a casa en ese momento pero el coraje por su rechazo y el deseo de tenerla solo para mí como mi esposa me cegaron, y decidí esperar a que saliera del restaurante, me estacioné justo frente al lugar, la miré salir llorando y enfadada mientras maldecía, esperé a que llegara a una calle más solitaria y cuando sucedió la tomé por sorpresa, la metí al auto a la fuerza y la llevé a mí casa, al bajar del auto ella estaba muy molesta y solo quería irse a casa. Yo no lo permití y forcejeamos en la sala de mi apartamento. Todo pasó en un instante, la empujé y ella cayó sobre el filo de la mesa de centro que era de cristal, esta atravesó su nuca y Estrella murió.
Yo no quería dejarla, así que la tomé en mis brazos y la besé, creí que por fin podría estar feliz, si no era mía entonces no sería de nadie.
Salí de casa, metí su cuerpo envuelto en cobijas a la cajuela del auto y conduje hasta el cerro. Sabia que ahí solo iban tala montes y que nadie la encontraría, así que enterré su cuerpo ahí, ni siquiera recuerdo el lugar exacto.
Hoy escribo este relato para desahogarme, pues su recuerdo me atormenta desde que ella murió, no puedo dormir por las noches y no consigo estar un minuto tranquilo, ahora escribiendo esto probablemente no quiera seguir viviendo. No siento que me fuera de mucha ayuda, de modo que prefiero morir que seguir viviendo».
Después de ello recogimos el cuerpo, a los 3 días encontramos el cuerpo de la chica, lo increíble de la situación es que parecía no haber estado muerta antes de que la enterraran, sus uñas estaban clavadas en su garganta y sus manos tenían mechones de cabello arrancados de raíz probablemente por la desesperación de no poder respirar. Esa fue la ultima investigación en la que estuve involucrado, desde ese día no quise saber mas de la policía así que me retiré.
Habia renunciado, pues la mujer de la cuál hablaba la nota y a quien ese hombre había asesinado, era mí hija, Estrella Ruíz Thomson.
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