El camino ya no tiene retorno
Sus curvas acompañan un acantilado
Antes pude dar vuelta o detenerme
Me hiciste pensar que volvías
Mostraste una cara dulce, seductora
Mil noches medité tu presencia
Mil soles pensé en tu fragancia
Un cuchillo en la mano
Valor escaso, mínimo, apenas el aroma
Luces al fondo del abismo, inciertas
Llaman deseosas, pero muy distantes
Cómo si no estuvieran
Un recuerdo, remordimiento y preguntas
Será que los males no eran tantos
Estaría seguro ese puerto
Tranquila esa calzada
Imagen de tu cuarto
De tus rizos mojados
De tus gestos malhumorados
De las semillas en la ensalada
De la cerveza de madrugada
Aún ese olor, fuerte como óxido
Permanente, ingrato
Que aprendí a disfrutar
Hoy ausente, solo soñado
Lamentos en la mente
Suspiros desgarrados
Amargura entre los dientes
Candados herrumbrados
Si la noche mintiera
Y se pusiera en mi contra
De seguro hoy me diría
Que sientes, vives y me has borrado.
A. Barrantes
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