Rara navidad
-Los vecinos de al lado son raros- decía mamá, no celebran los cumpleaños como los demás, no se amanecen bailando, ni ponen música a alto volumen. Tampoco decoran la fachada de su casa para la fiesta de navidad. Que triste debe ser vivir así, comentaban algunos vecinos.
Yo que estudiaba con Julia una de las hijas de esta rara y encantadora familia, les voy a contar como celebraban la fiesta de la navidad. Se preparaban tres meses antes. Mamá Inés era una señora alegre y a veces renegona que le gustaba hacer manualidades junto a sus dos hijos y cuando los visitaba me hacían participar. Los primeros días de diciembre comenzaban a decorar la casa solo por dentro. Por fuera no necesitaban hacerlo, tenían un jardín precioso y un camino empedrado hasta la puerta.
Dos días antes de la fiesta navideña, preparaban mermelada y horneaban galletas para regalar a algunas personas del barrio que vivían solas o familias poco adineradas. Además, los niños de esta familia ensayaban con sus instrumentos musicales para tocar el día de navidad ante el nacimiento.
Varios años tuve la costumbre de visitarlos después de la noche buena. Llevaba mis juguetes y julia me enseñaba el suyo. En esa casa la pasaba muy bien, su papá nos contaba un cuento, veíamos tele y su mamá me invitaba helados de guanábana y bombones de fresa. Hasta almuerzo querían servirme, pero mamá iba siempre a recogerme. Me despedía con pena, prometiendo volver después de comer. Eso no sucedía, ya que teníamos que ir a saludar a mis abuelos y tíos.
Esperaba tanto la navidad, solo por ir a la casa de mi amiga y disfrutar sus inolvidables raras navidades, que aún sigo saboreando.
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