Cada noche miro las estrellas,
Entre la hora de cálidos vientos,
Donde recuerdo tu nombre,
Entre los peldaños siniestros.
Recuerdo aquella mirada profana,
En la que me perdí mas de una vez,
Eres aquella vida mundana,
Que recorre todo mi ser.
Un gruñido vaga entre el viento,
Una historia baja de rosales bellos,
Y aquel mundo místico,
Lo crea la luna entre versos.
Entre la luna de aquella ventana,
El cielo supo esconder,
La historia que fue entregada,
En aquella rosa del saber,
Eres como aquel rosal de mi vida,
Donde no pude yo saber,
Que era tu mirada,
El mundo perdido de mi ser.
Escucho un aullido perdido,
Que vive latiendo en mi ser,
Aquel que la luna a guardado,
Donde el éxtasis se ha de esconder.
Un lobo aulla entre la vida,
Donde la luna lo ha de ocultar,
Sólo ella sabe donde está,
Sólo la vida profana lo ha de encontrar,
Entre el alma de la noche,
El ha de viajar,
Donde sale la luna,
En el bosque por detras.
Es aquella luz mística,
Perdida sin hallar,
Aquella vida misma,
De mundos sin igual.
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