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Los Números Presentes

Los números presentes
Autor: Antonio Marti

 

“y, ¿por qué es que se desaparecen?, porque no todos somos iguales” – Rubén Blades

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1978 – Probablemente en la ESMA

A juzgar por el protocolo debe ser miércoles como del 1978, es de noche porque para nosotros siempre es de noche, es de noche con la capucha y sin la capucha…y con la luz prendida, también está oscuro (como si fuera de noche). Me duele especialmente esta noche entre los tres años que han sido noches porque grité de desespero, desde la cama que es el suelo y la posición fetal cortándome el aire, grité: “¡a mí!,…¡a mí 571!”[1]Supongo que eso es lo que quieren porque no me escogieron incluso cuando voluntariamente quería el traslado. No sé nada, ni si quiera como estoy vestido, sé que la ropa no es mía porque se siente grande en mí. Cuando uno está tan atrapado, las ambiciones se van reduciendo poco a poco, casi a la par con el tamaño de tu cuerpo. Cuando llegue a este sitio (vaya Dios a saber que sitio es este), quería justicia y también libertad, quería que mi pueblo fuera de la gente. Ahora solo quiero una ventana, donde pueda respirar y recitarme adentro Lo fatal de Rubén Darío.  Es que en época del miedo solo el arte nos salva… lo más que extraño de todo es mi nombre o escuchar algún nombre, porque aquí nadie tiene nombre. En el juego de poder ellos nos quitaron a nosotros el nombre y nosotros le quitamos el de ellos, yo soy 571 desde que entre a este lugar, lugar que nunca he visto.

Los guardias, bueno, ellos van del 1 al 7 dependiendo de su turno, porque el miedo es cosa terrible y siempre nos tienen vigilados.1,3 y 5 son más neutrales, no les importa nada y solo siguen órdenes porque si, es como si no pensaran ni sintieran, actúan no por instinto sino por mandato. Son autómatas del sistema. En cambio 2 y 6 son bruscos y actúan por maldad como paladines del infierno o cónsules del sufrimiento. A estos dos los he estudiado bien, porque si algún día salgo de aquí… 2 es alto y tiene la piel áspera como si la hubiese expuesto al fuego, lo sé porque me ha recogido del piso cuando no quiero caminar a sabrá Dios donde y por las veces que me ha abofeteado. 6 es de mediana estatura a juzgar por que cuando me levanta del piso quedo como doblado este es peor, le gusta agredir psicológicamente mientras clava sus botas en cualquiera de nuestras piernas como si quisiera que al caminar recordemos sus palabras. Pero 7,  7 es el más interesante de los verdugos, él vive nuestra agonía con ciertos indicios de piedad, aunque le gusta nuestro sufrimiento, como si le gustara darnos esperanza para seguirnos castigando. La pasada noche lo escuché recitar un poema, un podrido poema. Entre otras cosas que no puedo decir sin que se me quebrante la letra, decía:

“Te estamos torturando

Por feo

Por rasca

Por idiota

Por infeliz

Por penca

Por mísero

Por peliento

 

Por no tener idea del forro en que te estabas metiendo”[2]

           Yo sabía que era poesía porque hacia un tiempo había arremetido en letras contra Bruno Vidal que no es un poeta maldito, sino uno podrido. También escuché unos gritos como de joven, así con fortaleza y fachada de “no me rindo”.

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1978 – En el Sótano

            Yo sabía que esto venía, cuestioné el paradero de uno de los niños aquí nacidos y entonces esa noche fue que me pasaron al sótano, pero yo sabía, tampoco soy tonto.  Antes de preparar la batería me abofeteó unas cuantas veces y yo gritaba exagerando, porque debía como alertar a los otros, no fuera a ser que creyeran que si los movían era para bien. Mientras preparaba la electricidad me decía: – ¿Sabes una cosa 893?, a mí no me gustan las preguntas, y si algo no me gusta, es castigable. Entonces empezó a decir incoherencias casi a forma de poesía porque no se vaya a creer usted cosas distintas, aquí hay libertad de expresión lo que no hay es libertad de pensar distinto. Vino entonces el primer shock de electricidad, y yo le pregunté: – ¿Dónde está el niño?,  y vino el segundo shock y volví a preguntar: – ¿Qué pasó con la madre?, Y vino el tercer shock y ya tenía las  mejillas cubiertas de la saliva que corría de mi boca y entonces le dije casi sin que se me entendiera: – Mira tú puedes matarme si quieres, pero cuando lo hagas, alguien más te va a preguntar, por el niño, por la madre, por la justicia, por lo que sea y tú también lo puedes matar, puedes parar la boca que dice pero jamás la pregunta. Y cuando ya no tengas a nadie más a quien matar, nuestra voz, se va a quedar perpetuada en tu mente, preguntándote lo mismo, ¿Dónde está el niño?

            7 me llevo otra vez a mi cama que es el suelo, y  como el miedo es cosa terrible pidió relevo rápido.  Como él no sabía la respuesta, se llevó la pregunta.

            7 debía estar muy solo porque desde el día de mi tortura le escuchaba el eco por los pasillos hablando solo, como contestándose, una y otra vez, decía lo mismo: “Mirá: los chicos son inocentes, no tienen la culpa de tener padres terroristas…se los entregarán a familias que le den otra educación por fuera del mundo del terrorismo.”[3]

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1979 – Definitivamente es la ESMA

            Esa noche era distinta a otras noches, porque se veía que era una noche con ganas de amanecer.  Y como el universo y yo, tenemos cierta conexión que habría que estar loco para entender… conté bien los días desde mi entrada y esa noche le propuse a uno los guardias que nos dejara celebrar el día de Reyes (si es que era día de Reyes y yo no me había equivocado), este me confirma que sí es día de Reyes y como incluso las bestias tienen un corazón que por falta de mente no entienden, nos dejó celebrarlo. Nos quitó las capuchas y nos desamarró la boca y como el miedo a la palabra es cosa terrible, salió del cuarto y cerró bien la puerta.

            Las paredes frías, los techos bajos, las ventanas clavadas a tablones como protegiéndose de nosotros, la ESMA, definitivamente es la ESMA.

            Hablamos entre números porque acá ya nos habían robado la identidad en conjunto con el miedo y otras cosas de humanos que supongo les hacía más falta a ellos. Hablamos, principalmente de nuestras madres porque eso nunca se pierde y mientras más las mencionábamos, cierto olor a luz afloraba,  cierto ruido a esperanza nos retumbaba adentro. Cada vez más la sensación a vientre se agigantaba y ocupaba estos espacios de manera intocable como las ideas o la voz, como las miradas o el viento. Y de tantas cosas por renacer nos renació el aliento y a complicidad:

Usted, puede matarnos

pero siempre seremos libres

usted, puede apresarnos

pero, siempre seremos libres

la libertad, señores,

la libertad,

no se toca,

no se ve,

nosotros podemos

frenar sus balas

con nuestros cuerpos,

pero ustedes,

no pueden frenar

nuestra libertad

con sus balas.

Mátenos,

Pero nuestra ideas

Estarán presentes,

Mátenos,

Pero nuestras madres,

Estarán presentes,

Mátenos,

Pero nuestra libertad,

Estará presente

PRESENTE

¡PRESENTE!

¡Y VA A CAER, Y VA CAER, ESTE GOBIERNO VA A CAER!, cantamos, y ellos que habían entrado de nuevo tras la algarabía, escuchaban: ¡Y VA A CAER, Y VA A CAER, ESTE GOBIERNO VA A CAER!, y de tanto miedo, porque el miedo es cosa terrible, retrocedieron y retrocedieron, hasta caer.

Autor

2017 – Primera visita a Buenos Aires

         Exaltado en este viaje, que se clavó a mi pecho desde que toque su suelo me da por comentarle a este amigo (que es amigo por pragmatismos biológicos porque si no sería mi hermano), – Lo que más me gusta de Buenos Aires es que hay una librería en cada esquina, tipo. Y esta gente es tan libre…, no sé, lo mejor también es que es de día, siempre es de día. No importa que tan oscura sea la noche, en Buenos Aires, siempre es de día.

[1] Lisando Raúl Cubas

[2] Poema sin título de Bruno Vidal

[3] Contestación a Lila Pastoriza cuando esta le preguntó a D’imperio sobre el nacimiento de los chicos en la ESMA.

Las frases incluidas entre las líneas de este cuento y citadas mediante notas al calce (a excepción del poema de Bruno Vidal), son frases tomadas de los “boards” del museo de la ESMA. No obstante el relato en sí es ficción.
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