Tome, de tus labios,
la savia de tus
dulces mentiras.
Me bañe en la ilusión
de tu aroma.
De palabras, una verdad
ficticia tan frágil
como el cristal. Y el
dolor estrecha dentro de
este pequeño lugar.
Dejando ojos rojos, secos
de llorar, junto a un
saber roto que jamás
se perderá