Todo iba muy bien,
el día amaneció normal pero tenias que hablar
para empezar a llorar.
Las palabras ofenden al momento nadie lo puede notar,
duelen en el alma como lava de volcán,
te empequeñecen, te hacen llorar
y se te quedan en la mente y no las puedes borrar.
Y al final solo quedan las lagrimas, el dolor y el sufrimiento
que busca un perdón.