-Rabí, ¿Qué es la muerte?
El rabí miró al niño que caminaba temblando a su lado. Posó su mano sobre la cabeza del chico, cerró los ojos y aspiró profundamente.
El aire helado olía a barro y ceniza, a herrumbre y pólvora, a podredumbre. Aspiró de nuevo, en busca de algún olor que no fuese el de la muerte o el miedo.
Nada. Tan solo, desesperación.
El rabí abrió los ojos, y su mirada se posó en los números tatuados en sus brazos. Volvió la cabeza al instante; no quería que el chico le viera llorar.
Entonces, lo vio: un gorrión yacía muerto entre las flores, al otro lado de la alambrada. Y, comprendió.
-¿Que que es la muerte, me preguntas?. Para nosotros, la libertad.
Una pesada bota negra los empujó hacia su nuevo destino.