No te importe la noche boxeador, solo serán unos cuantos golpes, solo un poco más de sudor, solo correr un poco más en la madrugada. Ese sonido de la comba, ese olor a sudor y cuero, a sufrimiento y a colirio será inolvidable aunque pasen los años, ese paso demasiado fuerte sobre las tablas del ring, las dieciseis cuerdas arañando al rozar elasticamente cualquier parte de tu cuerpo. Nada que ver con la noche, nada que ver con la promesa de no pasar hambre, ese hambre maldito por unos cuantos golpes, ese vacio en el alma, sin dinero ni comida, solo en la esquina hasta que suene la campana, dispuesto a morir por un par de billetes y una botella de agua.

Entes misteriosos, dueños y esclavos del universo, habeís hecho a tantos grandes y a tantos desgraciados, el mundo sigue sin darse cuenta de quienes realmente soys, de vuestro pacto con el creador, pero todo hombre sabe que la humanidad se mueve por vosotros, por esa marcada tendencia, más bién cadencia, a crear patrones, escondidos entre ecuaciones, figuras, y monstruosos entes abstractos de las más diversas formas. Arquimedes, Gauss, Newton, Euler, Abel,Fermat(…).Esos locos, vuestros adoradores, nuestros genios, todos corriendo detras de Dios, del arquitecto del mundo, para robarle el libro, ese libro donde estaís escondidos, en las montañas de la hipótesis de Riemann, detrás de los primos.