¿sabes? estuve robándole tus suspiros al viento, para reproducir tu voz en mi memoria cada instante; extrayendo del tiempo tus palabras, para susurrar paz a mis oídos eternamente; plagiando a la Luna su luz, para iluminar el sendero que me conduce a tus brazos; quitándole al mar sus olas, para deleitarme con el vaivén de tu cuerpo cerquita del mío…

¿sabes? ando buscando en las estrellas tu mirada, para recrear en mi pensamiento aquellas tímidas y expresivas pupilas que iluminaron mis ojos aquel bendito día, cuando frente al mar recién conocí el encanto de tu presencia…

¿sabes? estoy hurgando en el murmullo de la noche, tu risa encantadora que me mantiene cautivo de ti y me permite disfrutar la dicha constante de sentirte en mi vida y poder amarte en todo momento y lugar, tanto cómo mis recuerdos de ti me lleven a tu lado y a tus pies, allí donde no hay límites y sólo tu y yo somos los orfebres de nuestra felicidad…

¿sabes? estoy borrándole al tiempo todos los segundos que faltan hasta que te vuelva a ver, estoy coqueteando con las horas a ver sí logro persuadirlas de que corran un poco más rápido, para que esté más cerca el momento de encontrarme contigo…

…y se levantó de la cama, respiró profundamente, recogió su pelo en una cola dispareja, colocó sobre sus hombros la lencería arrugada que la noche anterior se extravió entre las caricias; entró al baño, se puso frente al espejo, se observó con cuidado y lavó levemente su cara; volteó hacia la cama y ahí estaba él, quien había pernoctado con ella por primera vez, aún cuando ya habían compartido muchísimos momentos extraordinarios era la primera vez que saltaba de sus sueños a su realidad… Él, quien aún dormía soñando con aquel tan añorado encuentro.
Ella volvió al espejo, nuevamente se observó, preguntándose que había hecho para ganarse el milagro de aquella tan deliciosa relación que parecía perfecta, pero precisamente le pintaba demasiado buena para ser verdad, sentía que aún soñaba con los ojos bien abiertos; quiso entender que algún día todo acabaría, y todo aquello que veía en ese momento eventualmente serían sólo hermosos recuerdos, suspiró mientras una lágrima corrió por su rostro, suspiró de nuevo, ésta vez profundamente, secó la lágrima y decidió que hoy viviría, no era el momento en que todo acabaría… regresó a la cama, se soltó el pelo y sacó de sus hombros su arrugada bata y se lanzó sobre él, quien despertó sobresaltado por un beso de ella, le miró a los ojos, sonrió, le besó con mucha mas pasión que antes, se amarró a su cuello y decidió seguir viviendo ese sueño, hasta que alguna vez le toque despertar… pero, sabía que ese no sería el día que despertaría…

distantes pero no lejanos, sus cuerpos a kilómetros de distancia no podían tocarse, las limitaciones de tiempo y espacio impedían que su anatomía estuviese junto a la suya; no había manera física, posible y lógica de que sus alientos se mezclasen en un beso y sus miradas pudiesen cruzarse y abrazarse… pues sí, he dicho bien: «no hay manera física, posible y lógica» pero, ¿quien ha dicho que la magia o el amor ostenten la más minina muestra de lógica? ellos son autónomos, tienen sus propias leyes y se sustentan en sus mismos principios, no dependen de un momento histórico o espacio geográfico determinados para pervivir y trascender; no puede ponerse límite a lo que por naturaleza es infinito y no se puede dominar lo que es indomable, no se puede simplemente pretender atribuirle nuestras limitaciones humanas a algo que es divino y celestial… ¿cómo se puede persuadir al sol de dejar de salir? ¿cómo puedes detener el oleaje del mar? sencillamente, es imposible… así cómo imposible es pensar que por estar distantes estaban lejos uno del otro, sí es que cuando más distantes se encontraban, más juntos se mantenían gracias a la magia del amor, ese amor que les regalaba la vida en ese instante…