Como si nada, en medio de lunas rotas,
te miro más allá de lo que exista,
y allá en el resorte de lo que se vuelve mundo en falso
paso a limpio tus manos xenófobas de mi cuerpo.
Y me vuelvo ese antojo pulcro arrasándote,
un sonido eterno que lame tus oídos,
el labio que recorta la vena de mi aliento,
la punzada de deseo que asesina mi inexistencia,
mi yo perdido en tu nombre vacilando en mi memoria,
el maremagnum del ansia tuya en mi boca,
tantas y tantas bocas con las que te bebo,
tantas y tantas veces que sueno a ebrio cuando me abandonas,
tanto beso perdido en la latitud infinita
y esa inexplicable soledad hundida en mi almohada.