El último reducto de oscuridad se esconde en el rincón más íntimo de mi alma. Trato de huir con gran desesperación y entre más corro, me tropiezo con todas las ramas secas que anidan en mi mente.
Poco a poco ese pequeño fragmento de penumbra va creciendo de forma casi imperceptible dentro de mi, y lo puedo sentir golpeando con toda su fuerza, dejando cada vez un poco menos de espacio para que entre la luz al rincón del que ha hecho ya su propia habitación.
Y cuando me doy cuenta, ese trozo insignificante ya no es asunto de menor importancia, ahora se ha convertido en un enorme monstruo de aspecto furiosos que a lo lejos me observa con vidriosos ojos.
Hago mi máximo esfuerzo para alejarme de su horrible visión..pero hay algo que no me deja mover, mientras observo una y otra vez sus escandalosas evoluciones frente a mis ojos.