Cuando tus ojos se perdían de los míos y tu voz ya no recreaba mi interior, grite para encontrar tu piel, pero el frío de la soledad irrumpió mi paso. Quise seguirte pero era imposible acompañar tu rastro, tus huellas se habían perdido bajo la lluvia y la humedad de la hierba penetraba mi alma.
Entonces recordé donde había encontrado por primera vez tu luz, esa bella forma que había acompañado mi vida y enaltecido mi espíritu, donde recreaba mi mundo y extasiaba mis entrañas entre tus brazos, sintiéndome plena, segura, pero de repente te fuiste, seguiste tu rumbo sin dejármelo saber, escondiste tu corazón del mio y borraste mis labios de los tuyos, solo pude pensar en consolarme con tu recuerdo pero pasado el tiempo pareciera que este hubiera desdibujado tu silueta de mi mente, como si la brisa suave dejara una leve imagen de tu ser, me concentre para volver a sentirte pero cada vez te hacías mas lejano, como si mis sentidos quisieran perderte de vista y sacarte de mi . Pasado el tiempo decidiste llegar, parecía que tu sonrisa se hubiera borrado de tus labios y la tristeza de tus ojos hiciera perder el brillo de tu mirada. Había pasado mucho tiempo, las huellas del mismo, habían marcado tu piel, tu rostro sereno se había endurecido y tu alegría se había perdido entre tu ser.
Pense, así me vera, sentí que tus manos rosaron mi rostro como queriendo invadirme por completo, pero ya tu piel no me decía nada y no añoraba tu suave voz susurrando a mis oídos, era tarde, el día llegaba a su ocaso y con él, el fin de nuestra historia aquella que habíamos llenado de color y brillo ya se tornaba gris, tenue, igual al día, que decidiste partir sin avisarme, dejándome sin aliento y nublar mi horizonte hasta morir.
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