Las estrellas brillan por ti y titubean allá en lo alto como mi corazón fluctuoso tan distante tuyo.
En la madrugada de sueños y de anhelos vacilantes estabas tu, tan serena y apacible; mientras yo me encontraba atrapando luciérnagas opacas en la tempestad nocturna y somnolienta.
Hay noches en las que me siento sólo, triste, alicaído, y mis sentimientos se encuentran como pájaros extenuados que sobrevuelan el cielo, sin hallar un árbol donde reposar.
Golpeo a tu puerta una y otra vez, sin descansar. Llamo a esa puerta cerrada que está como temerosa de abrirse y un viento en mi penumbra se lleva mi esperanza y mi ilusión; y me aferro a tu sonrisa, a tu mirada y a tus palabras, tratando de calmar mi melancolía y mi dolor.